“Si el Huila no cambia sus procesos productivos y genera valor agregado, difícilmente podrá mostrar una economía competitiva”, esta fue la conclusión de la mayoría de los asistentes a la tertulia del martes pasado sobre el CONPES 4129 Política Nacional de Reindustrialización, adoptado el 21 de diciembre pasado por el Gobierno Nacional para interpretar los conceptos del Plan Nacional de Desarrollo y consolidar una economía más competitiva en un contexto globalizado.
Y es que el caso del Huila no se aleja de la realidad nacional, pues al igual que el país, el sector productivo enfrenta los retos del cambio climático, el acelerado cambio tecnológico y el entorno geopolítico cambiante, partiendo de una muy preocupante problemática que hoy golpea nuestra economía con el crecimiento del PIB más bajo de los últimos 20 años (0.6%).
Al igual que otros indicadores desalentadores como: una baja generación de valor agregado, pobre productividad, desindustrialización, clara deficiencia en el sector servicios y una alta dependencia del sector minero-energético (que el actual gobierno lo ha hecho notar desde que estaba en campaña), al igual que una cuestionable sostenibilidad ambiental en el sector productivo.
Pero ¿Qué ha causado esta angustiosa situación?, en el caso colombiano, la escasa diversificación y sofisticación de la oferta interna y exportable, el débil encadenamiento productivo a nivel regional y global, la casi nula integración económica regional y la debilidad institucional.
En el caso del Huila las tres últimas causales explican lo que muchos identifican como un estancamiento de la economía opita. Según el CONPES analizado, para cambiar esta economía, el gobierno alentará cuatro apuestas productivas: la transición energética justa, la agroindustria y la soberanía alimentaria, la reindustrialización a partir del sector de la salud y la reindustrialización a partir del sector de la defensa para la vida.
El planteamiento general es que la economía nacional transite de esta dependencia de las actividades extractivas a una economía basada en el conocimiento, término que no es nuevo para el Huila que desde 2010 tiene un “Plan Estratégico de Ciencia, Tecnología e Innovación que denominó: “Huila, hacia una economía del conocimiento”, que nunca se aplicó y que hoy adquiere más validez que antes, pero que muchas de nuestras instituciones ni siquiera lo conocen y mucho menos lo promueven.
Por esto, según el índice departamental de Competitividad 2023, el 87.04% de nuestras exportaciones son de café verde (sin procesar), el filete de pescado es el 6.2% del total. ¿En 13 años no hemos generado valor agregado a pesar de documentos orientadores para lograrlo?
Definitivamente el problema es que las instituciones no han promovido ejecutivos que los interpreten y la fuerza para ejecutarlo, y estas, como se dijo, siguen estancadas. ¡Cambiemos esto entre todos los huilenses, lo necesitamos!