Los recientes días han sido agridulces para nuestros niños, niñas y adolescentes por cuenta de decisiones o actos equivocados de los adultos y autoridades, los llamados a cuidarlos, preservarles sus derechos y favorecerlos de todo mal y peligro.
Violadores de paz: por increíble que parezca, el presidente Petro designó ‘gestor de paz’ al paramilitar Hernán Giraldo, comprobado bárbaro señalado de abusar de más de 160 menores de edad, cuando delinquía y luego en las cárceles. ¿Cómo se le ocurre dar ese ‘título´ a alias Taladro? Dejando libre al mayor violador del conflicto armado, se pasa por encima de la dignidad de las víctimas y envía un mensaje simbólico devastador para la sociedad.
Canción sexualizada: “Mamacita desde los fourteen…Entra a la disco y se le siente el ki” decía la vulgar canción +57 (“un homenaje a la cultura de Colombia”) de unos ‘artistas’ que tuvieron que cambiar apresuradamente la letra ante la lluvia de críticas por sexualizar a menores de edad. Como mujer, madre y abuela rechazo lo sucedido con rabia y preocupación. No hay negocio ni libertad de expresión que justique horrorosas letras que alientan conductas como la pedofilia y la explotación sexual de la niñez. Apoyemos el proyecto de ley Letras Indecentes para prohibir la emisión de canciones groseras y que promueven la violencia.
Niñas, no esposas: Qué alegría. Después de diez proyectos de ley y 17 años, por fin, el Congreso prohibió el pernicioso matrimonio infantil y las uniones maritales de hecho que involucran a un menor de edad, lo que derivaba en problemas de violencia sexual y embarazos precoces, entre otros. Ahora nos corresponde apoyarlos ygarantizarles la posibilidad de elegir un proyecto de vida digno, sin intermediarios ni presiones. Y abordar otras problemáticas que sufren en hogares vulnerables, en el trabajo doméstico infantil o su uso para la explotación sexual o el modelaje webcam.
Cambio de sexo infantil: En un contrasentido a la prohibición anterior, el Ministerio de Justicia propone un proyecto de decreto que modificaría el procedimiento para el cambio del componente sexo-género en el registro civil para “garantizar el derecho de las personas a definir su identidad de género, alineándose con los principios de dignidad y no discriminación”. Es decir, permite que menores de edad, entre los siete y 17 años, accedan al cambio de género en documentos oficiales, pasando por encima de las decisiones familiares o de acudientes, lo que “rompería el principio de representación legal”. Pregunto: ¿usted, como padre o madre, cree que un niño, niña, de 7, 8, 9 años tiene la capacidad, el suficiente conocimiento, madurez mental y personal de decir cámbieme el sexo? Por favor…
El Estado y las autoridades tienen el deber de velar por la niñez, y los adultos de comportarnos como adultos, protegiéndolos, amándolos no desnaturalizando su condición. Es mi esperanza que así sea y se cumpla.