La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, lamentó hoy que se pusiera en riesgo la vida del senador boliviano opositor que se fugó a territorio brasileño, donde tiene asilo, auxiliado por un diplomático del Ministerio de Exteriores.
"Lamento profundamente que un asilado haya sido sometido a esa inseguridad", dijo Rousseff a la prensa. "Brasil jamás podría aceptar, sin salvoconducto del gobierno boliviano, colocar en riesgo la vida de una persona que estaba bajo su resguardo", agregó.
El encargado de negocios de la embajada brasileña en La Paz, Eduardo Saboia, ayudó al senador opositor boliviano Roger Pinto, que estuvo refugiado 15 meses en la legación diplomática, a fugarse a Brasil el fin de semana.
El hecho desató el reclamo de Bolivia, que motivó que el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Antonio Patriota, fuera relevado del cargo.
En su lugar, asumirá el hasta ahora representante de Brasil ante la ONU, Luiz Alberto Figueiredo.
El senador Pinto, que no tenía un salvoconducto de Bolivia para salir hacia Brasil, escapó de La Paz en un coche de la embajada brasileña, escoltado por otro automóvil diplomático con militares brasileños en un viaje de 22 horas, a lo largo de 1.600 km, hasta Corumbá (estado de Mato Grosso do Sul), en la frontera entre ambos países.
De Corumbá, Pinto tomó un avión privado a Brasilia.
"Si nada ocurrió, no es el tema. Podría haber pasado. Un gobierno no negocia vidas", agregó la presidenta Rousseff en tono enérgico.
La gobernante informó que el ministro de Defensa, Celso Amorim, deberá aclarar en breve la participación de militares brasileños en la fuga de Pinto. Mientras, en el Palacio de Itamaraty, sede de la diplomacia brasileña, una comisión investiga el caso.
Saboia estaba encargado de la embajada brasileña en La Paz mientras el embajador Raymundo Magno, que sustituye a Marcel Biato, asumía el cargo.
El diplomático dijo que decidió ayudar a Pinto a escapar "porque había un riesgo inminente a la vida y a la dignidad del senador" boliviano.
Aseguró que protegió a un perseguido político, como lo fue alguna vez la presidenta Rousseff por la dictadura militar brasileña (1964-1985).
Saboia dijo además que tener por tanto tiempo a Pinto en una habitación al lado de su despacho lo hacía sentir como un carcelero, como si estuviera en el DOI-Codi (centro de represión militar en dictadura).
"Yo estuve en el DOI-Codi. Yo sé cómo es el DOI-Codi. Y les aseguro que es tan distante el DOI-Codi de la embajada brasileña en La Paz, como es tan distante el cielo del infierno", aseguró la presidenta Rousseff.
El gobierno de Bolivia presentó una nota de queja a Brasil en la que expresó su "profunda preocupación por la transgresión del principio de reciprocidad" en la fuga de Pinto.
Según dijo el canciller boliviano, David Choquehuanca, "por ningún motivo podía el senador Pinto abandonar el país sin salvoconducto".
Rousseff dijo que su gobierno negoció varias veces con el boliviano para que se concediera a Pinto el salvoconducto de salida, pero no se consiguió.
Pese al reclamo boliviano, la ministra de Comunicación de ese país, Amanda Dávila, dijo el domingo que el caso "no afecta las relaciones con Brasil, que se mantienen en una situación de absoluta cordialidad y respeto".