Suenan los primeros villancicos alborotando la alegría con una rara mezcla de sentimientos muy particulares para cada persona, unos preocupados por el reencuentro familiar, otros por los viajes, y por supuesto, la iluminación de los recintos hogareños, en el caso de las ciudades los famosos alumbrados, sin desconocer a Medellín como el destino que ha logrado posicionarse como el líder nacional en esta actividad, incluido Boyacá con su famoso Aguinaldo Boyacense, camino que va construyendo el Huila con dos pesebres el de La Jagua muy vistoso y San Agustín más imbuido en la espiritualidad, especialmente en la mística mariana plasmada en el templo parroquial.
La navidad también llega cargada de sabores, algunos conservan la tradición de los dulces, recordando las ofrendas a las deidades de la antigüedad, generalmente preparados en miel de abejas, como también, de jarabes elaborado con jugos vegetales, en el caso del Huila se adoptó la miel de panela, como la base para la preparación del delicioso e inolvidable dulce de nochebuena, melado de frutas mezclado con queso y amasijos, hoy uno de los tantos patrimonios gastronómicos en vía de extinción, pues, se ha sustituido por preparaciones foráneas como la natilla, los buñuelos y en el mejor de los casos por el arroz en leche. Tema que, por supuesto se debe incluir en el proceso de recuperación de la memoria oral gastronómica del Huila con el ánimo de prospectarnos como un destino sostenible y competitivo.
El dulce en navidad se interpreta como una expresión de abundancia nacida del corazón, una expresión de dar por amor, razón por la cual formaba parte de la ofrenda a las deidades; y la prosperidad entendida como el deseo de formar patrimonio económico, se regalan dulces a quienes dispensan el trabajo o a quienes proveen negocios. En la mitología oriental y particularmente en el feng shui se recomienda colocar una fuente de dulces en la mesa de centro para consumo a placer del visitante, cumpliendo con el rito de la prosperidad, y se prepara una vianda dulce como regalo al visitante, cumpliendo el rito de abundancia.