En una apuesta por la innovación, en el templo principal de San Agustín, Huila, la comunidad junto a los sacerdotes crearon un pesebre napolitano, representando la vida y realidad de la región en medio de las icónicas figuras tradicionales del pesebre.
María Alejandra Ruiz Mallungo
@amperiodista
“El belén napolitano pasa de ser un capricho de los reyes a la tradición más popular: lo más probable es que naciera en Nápoles a finales del siglo XVII. Durante el siglo XVIII esta tradición formó parte del florecimiento cultural del barroco en la corte de Carlos III que proyectó su afición belenística. Es una producción de la transición del poder absolutista del monarca, al poder popular de la tradición del pueblo que se quiere ver reflejado en él. De allí que sea ataviado de muchos personajes y figuras en el que todos tomamos parte de la construcción de un ambiente en el que cada uno también ocupa un lugar, por ello el pesebre encierra el contorno del templo y tu estas inmerso en él. Con ello quiero recordar que el pesebre no es capricho de una persona sino la tradición de un pueblo”. Así lo define el párroco Óscar Javier Vargas Bonilla, sacerdote de la Parroquia Central de San Agustín, en el sur del Huila, quien junto a la comunidad de la parroquia creó un novedoso, colorido y, sobre todo, significativo pesebre napolitano que, en medio de las icónicas figuras bíblicas, representa la realidad de la región y del mundo.
Según el párroco, en el pesebre napolitano, las personas podrán verse reflejadas en las realidades que cada figura representa en cada estación del pesebre. Este es el principal objetivo que desean alcanzar este año. Para poder observar y sumergirse en los misterios y la magia del pesebre napolitano de San Agustín, quienes visiten el municipio deberán acercarse a la iglesia central, donde podrán disfrutar de la creatividad de los artesanos que, junto al Fondo Mixto de Cultura, hicieron posible esta hazaña, que incluso fue destacada por el papa Francisco desde el Vaticano, quien envió un mensaje de felicitación a la Parroquia Central de San Agustín.
“Por eso, quien visite el pesebre de San Agustín encontrará una serie de escenas que tienen todo un código que hay que descifrar; es un lenguaje en el que se expresan diferentes realidades y una crítica especialmente a la sociedad”, exalta el párroco.
Elaboración comunitaria
En la elaboración del pesebre napolitano, se congregó la comunidad de la parroquia, involucrando a artesanos, confeccionistas y más de 60 personas que trabajaron principalmente en la noche, el horario que ofrecía mayor disponibilidad para crear esta obra artística. “Lo que ustedes van a ver aquí es arte en su máxima expresión, porque realmente es el arte más exquisito, en armonía con la belleza que tenemos en el templo de San Agustín. La verdad es que ha encantado a muchas personas, sobre todo a los extranjeros. Sabemos que San Agustín es un destino por excelencia para los turistas internacionales. Durante la elaboración del pesebre, tuvimos la participación de un grupo de 15 holandeses que vinieron durante unos días y, por las noches, se unieron a la creación del pesebre. Para ellos, fue una experiencia muy novedosa”, dice con entusiasmo el padre Óscar.
Por último, desde la Parroquia Central de San Agustín, exponen que en el belén napolitano nada se deja al azar. Cada personaje y cada lugar encarna un símbolo y esconde un significado profundo y único. El belén napolitano es mucho más que una simple reconstrucción de la Natividad. Detrás de los personajes del pesebre napolitano hay una tradición popular formada por relatos, leyendas y anécdotas que, con el tiempo, se han entrelazado con los pasajes de los Evangelios para dar vida a una realidad singular.