Javier Cabrera
Era evidente que una baja participación en la consulta liberal, generaría que analistas y contradictores del liberalismo, señalaran un crisis en ese partido, como también, que a los colombianos les molestaba que el estado gastara más de 40 mil millones en dicha consulta, cuando tanta gente padece necesidades, que por ‘falta de recursos’ no se pueden suplir. Sin embargo los dirigentes liberales a sabiendas de que esto pasaría, decidieron hacerla y continuaron sin importar las consecuencias.
Esto nos advierte, que el futuro de nuestra democracia es oscuro, si nuestros políticos siguen actuando sin escuchar o atender lo que los colombianos piensan, como le pasó a los liberales pensando que todo vale, menos la opinión de los ciudadanos; peor aún, si por otro lado, deciden como lo han hecho algunos, abandonar los partidos tradicionales, y su caballito de batalla es atacarlos, señalándolos como filisteos, ante la opinión pública.
El problema no es de exclusivo de los liberales, ya que al margen de la consulta reciente, las ideas liberales persisten en Colombia. El problema es que este pensamiento liberal, así como el conservador, subsisten pero bajo partidos diferentes, o de coyuntura, y el futuro es nefasto, si los políticos no comienzan a defender, desde el lugar que corresponde y no desde partidos de baranda, su doctrinas de pensamiento, para que sean dirimidas en las urnas, como lo han hecho por décadas los Demócratas y Republicanos, en Estados Unidos, por dar un ejemplo.
La U y cambio Radical, están integrados en su mayoría por liberales. Es más, el presidente Santos, es de linaje rojo, y no tubo el coraje de presentarse en la urnas como liberal. De otra parte, nada más conservador que el Centro Democrático, integrado en su mayoría por conservadores, que interpretan en el presidente Uribe, su pensamiento. Pero, cual es el futuro, de la U sin Santos, el Centro Democrático sin Uribe, o de Cambio Radical sin Vargas Lleras? Ninguno.
Ellos prefirieron equivocadamente el marketing electoral, y no, luchar por sus ideales desde los partidos que les identifican. Se han dedicado a criticar a los tradicionales, en lugar de transformarlos, en vez de luchar al interior de los mismos para renovarlos. Tomaron el camino fácil y se inventaron cascarones democráticos frágiles, que solo subsisten por sus egos, emulando a Sansón, cuando acabó con los Filisteos, acabando con sus partidos de origen y dejando nuestra democracia con partidos débiles, y frágil ante el oportunismo y la mezquindad de algunos que se camuflan en la izquierda colombiana.
Nota: Que bueno sería que Martha Lucia Ramírez, regresará a las huestes del Partido Conservador, para demostrar que puede ganar unas elecciones cobijada con el nombre que representa su pensamiento.