Con profundo dolor y tristeza escribo estas líneas, después de la pérdida irreparable de Jesús María Rozo Pérez, una persona que me enseñó sobre el valor de la amistad, sobre el compromiso férreo para con los sectores más vulnerables, del carácter y el tesón que se debe tener, cuando se es representante de las comunidades. Rozo, fue mi gran amigo, así como el de muchos. Era leal y solidario, honorable, un mentor y un líder indiscutible con don de gente, que no acaudaló riquezas, pero si atesoró el amor de muchos neivanos que hoy lamentamos su partida.
‘Chucho’ Rozo, como le llamábamos sus amigos y cercanos, se crio en su natal barrio Campo Núñez. Siempre fue fiel a su comuna Tres de Neiva. Convirtió su casa del barrio José Eustasio Rivera en un verdadero directorio y lugar de encuentro con sus amigos. Fue esposo de la incondicional Josefa Helena Rodríguez, padre de dos hijos: Cesar y Tatiana Rozo.
Fungió como concejal de Neiva en dos periodos y se desempeñó como presidente del Concejo en el año 2001, siempre actuando con rectitud y transparencia. Fue un aliado fundamental para sacar el plan de desarrollo territorial de ese entonces “Neiva merece ser”, cuando Héctor Javier Osorio fue alcalde. En su paso por el Concejo, se destacó como un dirigente comprometido, convirtiéndose en un visible enlace con la comunidad y la institucionalidad. Se preocupó siempre por la calidad de las obras e infraestructura que en esa época se materializaban. También fue secretario de Movilidad en el periodo de Pedro Suarez.
Profesionalmente, se desempeñó como ingeniero civil. Abogó siempre por la Sociedad de Ingenieros Huilenses, de la cual era integrante y hasta sus últimos momentos luchó por su reactivación y exaltación. Concebía, que a través de esta agremiación de ingenieros se podía aportar en la solución de los grandes problemas de las obras inconclusas de nuestro territorio y en el desarrollo de las comunidades mediante la construcción de placa huellas en el sector rural.
Rozo fue un dirigente político neivano y un militante que siempre amó al Partido Liberal. Fue un “liberal de racamandaca”, de trapo rojo, Se caracterizó por ser liberal contestatario de centro izquierda y últimamente un liberal progresista. Fue miembro del Directorio Liberal de Neiva y siempre creyó en el relevo generacional partidista.
Lo recordaré eternamente porque, amaba a su familia, era un hombre muy puntual y atendía a las comunidades diariamente. Se desvivía por servir, ayudar a la gente y se desesperaba cuando no podía hacerlo. Cuando intervenía siempre lo hacía con ahínco y mucho fervor, era recio cuando las cosas no salían bien, pero era un hombre con gran sensibilidad humana. Siempre quería proyectar a su equipo de trabajo y se esmeraba por integrarlo. Le encantaba estar rodeado de la gente y en especial de la juventud. Manifestaba que el Partido Liberal siempre debería tener un candidato a la Alcaldía de Neiva. Era del pensamiento que en política no se tenía que pedir permiso, porque los espacios se ganaban con trabajo comunitario.
Se nos fue un gran liberal, el cual lo recordaremos en nuestros corazones. Deja este mundo terrenal con la satisfacción del deber cumplido. El legado que deja Jesús Rozo, debe ser tenido en cuenta por las nuevas generaciones.
¡Hasta siempre!
