La Nación
¡Ser felices! 1 7 septiembre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¡Ser felices!

Según el dramaturgo francés, Louis Enmanuel Dupaty,… los pueblos solo quieren ser felices”. Vivir bien, tranquilos, digo yo, pero las elites económicas no los dejan. Les convierten la vida en infiernos a través de la política. Los alienan, los hacen soñar con riquezas a pesar de sumirlos en la pobreza.

Lo padeció Cristo, un esenio de origen popular, autor de portentosos milagros: devolvió la vista a los ciegos y vida a los muertos. Pero el pueblo pidió su crucifixión. Prefirió salvar a Barrabás, temible delincuente.

No era voz de pueblo, sino de saduceos, de elite económica y política. Otro grupo más de judío, sumiso al imperio romano para usufructuar privilegios de aliado. Para lucrarse como sacerdotes del segundo templo de Jerusalén, ya lo habían convertido en mercado.

Vieron en Cristo un rebelde, otro judío para perseguir y crucificar. Lo acosaron pretextando sus doctrinas: no creían en su estatus de Mesías, tampoco en La Biblia. Sólo confiaban en la Torá, el Pentateuco, los primeros cinco libros bíblicos.

Y como todo poder de lacayo, decayó con la decadencia del imperio romano y el ascenso del poder católico. Expulsados del segundo templo de Jerusalén, se dispersaron por toda Europa, especialmente en la oriental. Caminaron con el nombre de Caraítas según el rabino alemán, Abraham Geiger.

Por cuestiones de doctrina, fueron perseguidos por católicos quienes les exigían cristianización. Pero también por cuestiones económicas y políticas; nunca dejaron de ser ricos, codiciosos, usureros, origen de los banqueros en occidente. Magistralmente Shakespeare los retrató como avaro en su obra “El mercader de Venecia” a través del personaje Shylock.

Estratégicamente usufructuaron el nombre de “pueblo judío” para expandir la antipatía contra ellos, contra la elite avara, antiguos saduceos, brutales con la codicia sobre la tierra. Convirtieron al dinero en dios despiadado, fuente de implacable especulación, sustento económico de muchas guerras sin piedad, sin humanismo.

Mucho me temo su presencia en el actual genocidio contra el pueblo palestino. Sus capitales, financieros y empresariales, podrían ser músculos importantes en la economía de Norteamérica, de Europa también. Única explicación de la inhumana indiferencia con el genocidio palestino.

Camuflados detrás del nombre “pueblo judío”, en defensa del “de Israel”, perpetran una las peores masacres de la Historia. Aprovechan la locura de otro grupo político, Hamas, quienes, camuflados en el nombre de “pueblo palestino”, lo han conducido a otro de los tantos holocaustos de la especie humana.

Palestinos e israelitas, dos pueblos de origen semitas, quizás solo querían vivir en paz, pero la codicia de las elites y la perversidad de los políticos, le han creado el infierno en la propia tierra.