El periodista y escritor huilense Marcos Fabián Herrera Muñoz nos presenta su libro de poesía donde nos emociona y cuestiona a la vez con su estilo propio, diferente y atrayente. El periodista y escritor huilense Marcos Fabián Herrera Muñoz nos presenta su libro de poesía donde nos emociona y cuestiona a la vez con su estilo propio, diferente y atrayente. Una obra no sólo para leer, sino para profundizar en el alma humana de hoy. Heber Zabaleta Parra LA NACION, Neiva Si Sansón tenía el origen de su fuerza y poder en el cabello, en Marcos Fabián Herrera Muñoz ésta reposa en la palabra, sea oral o escrita. Por ello no sorprende la calidad literaria de su reciente libro ‘Silabario de Magia’, donde cada frase es un homenaje al español, al lenguaje, a las sensaciones personales que se universalizan. Y es que con la aparición de su poemario, el huilense Marcos Fabián Herrera Muñoz consolida su presencia en el mundo de las letras, no sólo regional, sino nacional e internacional por la presentación de un mundo que ha venido construyendo, de manera silenciosa, pero brillante y aguda. Marcos Fabián Herrera nació en el municipio huilense de El Pital en 1984. Es egresado de Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Surcolombiana, asesor editorial del periódico virtual Con-fabulación, sus artículos de opinión y sus trabajos periodísticos se publican en importantes revistas literarias y culturales de Hispanoamérica. Ha sido incluido en antologías de cuento, poesía y periodismo literario. Ha publicado los libros El Coloquio Insolente: Conversaciones con Escritores y artistas colombianos y ahora Silabario de Magia, del cual habla en esta entrevista con LA NACION. ¿Cómo surge el proceso creativo de Silabario de Magia? Silabario de Magia fue un libro que no obedeció a una veleidad anímica. Se propuso desde su concepción responder a unas latencias muy personales y a una catarsis que curara la necesidad expresiva de la cual emana todo poema. Para mi la escritura de la poesía se sustrae de las normas que impone otro tipos de escritura; proceso que considero connatural a muchos poetas. Esto explica el lento advenimiento del libro. ¿Qué sucedió para pasar del periodismo, de la dura realidad, a la ficción y la poesía? En Silabario de Magia entreveradamente se advierten atisbos de lo que podríamos considerar realidad. Concepto siempre enojoso e impreciso en la literatura. Para mi el ejercicio del periodismo me ha resultado útil para desentrañar universos. En la escritura de la poesía, por más deliberada que sea la tentativa de escapar al tiempo, los fragores y vivencias siempre permean. Diré, para sostener una creencia que he defendido con empeño, que el periodismo y la ficción son hijos del mismo padre que sostienen una incestuosa relación que algunos herejes validamos. ¿Por qué Silabario de Magia? Por ser un libro que posee un marcado acento que descifra saberes y alfabetos que me aventuro en llamar mágicos. Asumiendo esta palabra desde una acepción muy singular. Siendo paradójicamente textos con una evidente génesis telúrica, todos se hermanan en una misma obsesión y pulsión creativa. Testimonian una esencialidad humana que intenta ser aprehendida. El maestro Guillermo Martínez González afirma que su libro ‘oscila ente la magia y el destierro, el conjuro y el olvido’. Su opinión… La memoria se pasea en el libro como una duenda. Los humanos siempre le conferimos al recuerdo un matiz balsámico. Nos puede cauterizar las heridas como magnificarlas y prolongarlas. El olvido es una expresión que busca conjurar penurias; y el destierro es una categoría propia de quien quiere anular vivencias. Quizás la desmemoria sea un atavío de la extranjería y un ritual del éxodo. El maestro Guillermo Martínez descifra con acierto una veta temática del libro. ¿Qué significa para usted que el profesor Jorge Guebely describa su poemario como ‘un poemario sin paraísos, apenas con atisbos, porque hay honestidad’? El profesor Guebely ha sido muy generoso al valorar el libro. Algo que resulta estimulante viniendo de una persona a quien le profeso respeto y admiración. En el libro se construye un universo con rasgos que suponen la añoranza más no el derrotismo; la revelación más no la sorpresa. Son asomos que sugieren algo esperado, señuelos de un nuevo orbe. Ojalá se haya logrado algo de honestidad. Las lecturas, los escritores, los poetas que influenciaron este libro… Con el tiempo vamos construyendo un museo de predilecciones, nuestra genealogía creativa. Son figuras que han influenciado y coloreado nuestra vida. Si se trata de poetas y escritores con influjo directo en Silabario de Magia, no dudo en mencionar a Blanca Varela, César Vallejo, Rene Char, Héctor Rojas Herazo, Heberto Padilla, Lawrence Durrell y tantos otros, de los cuales tomamos jirones para componer nuestros universos. Cuando LA NACION cumplió 12 años, usted fue escogido y presentado por este medio de comunicación como uno de los 12 huilenses con mayor futuro y proyección en la literatura y el periodismo. Hoy, ¿cómo analiza ese pronóstico? En la literatura y el periodismo sólo hay certezas y creaciones. No se vive de pronósticos y augurios. Por ahora creo que he dado unos balbuceos y que el infante sigue gateando. Su evaluación de la literatura que se hace hoy en el Huila La literatura huilense goza de envidiable salud. De manera silenciosa y sin apuros muchos se consagran a crear sus obras al margen de esnobismos y espectáculos. Los juicios apocalípticos que nos acusaban como una región estéril en materia literaria, el tiempo los ha desvanecido. ¿Por qué leer, escribir y publicar libros en una sociedad tan tecnológica y de nuevos nativos digitales? Umberto Eco ha dicho que el libro impreso es tan insustituible en los humanos como la cuchara para comer. Vendrán nuevos formatos y nuevas invenciones, pero el libro se conservará como el depositario no sólo del conocimiento, sino de la sabiduría. Hoy más que nunca se hace perentorio cultivar la lectura y la escritura porque se exige ser selectivo en un mundo atiborrado de información efímera y basura. La literatura huilense goza de envidiable salud. De manera silenciosa y sin apuros muchos se consagran a crear sus obras al margen de esnobismos y espectáculos. Los juicios apocalípticos que nos acusaban como una región estéril en materia literaria, el tiempo los ha desvanecido. Hoy más que nunca se hace perentorio cultivar la lectura y la escritura porque se exige ser selectivo en un mundo atiborrado de información efímera y basura. “Invitamos a leer este libro como se aligera una pócima. De su lectura tal vez surjan las caligrafías de lo silenciado o los delirios del desarraigo. La inmersión atrae fuegos proscritos, lo que se niega entre las fragmentaciones de un palimpsesto”, Guillermo Martínez González.