A si se diga a diario, que en este país las cosas van muy bien, que estamos a las puertas de firmar la paz con las farc; pues no es cierto que este gobierno esté dando virajes hacia resolver problemas cruciales de pobreza y oportunidades, tanto en el sector rural, como en el área urbana, para abrir la puerta hacía la paz sostenible y duradera.
La manguala bipartidista en los últimos cien años se ha dedicado a concentrar la riqueza en manos de unos pocos, excluyendo a la mayoría de colombianas y colombianos al derecho a tener tierra, vivienda, recreación, educación y salud de buena calidad.
Los tres últimos gobiernos: Pastrana, Uribe y Santos, descaradamente se han puesto al servicio de las transnacionales. Los privilegios en favor de estas empresas multimillonarias, son más que sorprendentes. Un solo ejemplo es el Quimbo, que además que: el gobierno de Uribe en asocio con la dirigencia local, le entregó nuestro Rio Magdalena a la multinacional Emgesa, para que explote su gran potencial hídrico y se apodere de las mejores tierras del Huila; les instala el batallón energético, para que reprima las posibles revueltas populares, a cambio de cero beneficios para los huilenses, sin importar que los costos de todas estas jugosas dadivas, son de impuestos, que salen del bolsillo de todos los colombianos, incluidos los propios afectados directos e indirectos.
La revuelta popular que día a día crece en Colombia es el fiel reflejo del salvaje modelo económico colombiano. La protesta en el Catatumbo, los mineros artesanales en todo el país, los camioneros, el sector cafetero, los cacaoteros, los arroceros, los tabacaleros y demás sectores de la economía rural colombiana, están asfixiados por los altos costos de los insumos agropecuarios, los impuestos, los servicios públicos, el alto costo en el transporte, generado por los elevados precios de los combustibles, comparados con los precios de estos en países vecinos.
Nuestro sector agropecuario e industrial no está en capacidad de competir con sus productos, frente a los tratados de libre comercio, firmados por el gobierno. Las estadísticas sobre inequidad social en el mundo, indican que Colombia está ubicada en el puesto tres y a nivel de América latina en el puesto uno.
De tal manera que no hay que extrañarse por la gran revuelta social que se avecina en todo el territorio colombiano, pero sí hacer una profunda reflexión, respecto al papel político, que jugamos todos los afectados por este infame modelo económico, que cada día nos arrebata la opción de… vivir en paz.
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