Sin nevados

Impresionante por decir lo menos la alerta lanzada por el Ideam y otras autoridades ambientales en torno a las gravísimas condiciones en que se encuentran los nevados de Colombia, casi condenados a una desaparición segura en lo que es, en términos geológicos, una fracción de tiempo, esto es apenas 30 años. Impresionante por decir lo menos la alerta lanzada por el Ideam y otras autoridades ambientales en torno a las gravísimas condiciones en que se encuentran los nevados de Colombia, casi condenados a una desaparición segura en lo que es, en términos geológicos, una fracción de tiempo, esto es apenas 30 años. Y entre tales víctimas de la acción inconteniblemente depredadora del hombre está, por supuesto, nuestro emblemático Volcán Nevado del Huila, sometido tanto a las consecuencias del calentamiento climático como a los inevitables vaivenes de su condición de montaña volcánica. Se han perdido, dicen los expertos, más de la mitad de las cumbres glaciares del país en los recientes 30 años y no nos quedan sino otros 30 para observarlos en su lenta e inexorable muerte; este infernal ritmo de deshielo ha supuesto la pérdida de 11 de los 178 glaciares que cubrían nuestras más altas montañas 160 años atrás, desde 1850, pasando de 374 a apenas 45 kilómetros cuadrados de superficies nevadas, lo cual indica que más del 80 por ciento de la nieve que tuvieron la fortuna de admirar nuestros antepasados simple y llanamente ya no existe. Y lo peor de este desolador panorama es que este ritmo parece incontenible pues no se observa nada en el inmediato futuro que haga prever que el blanco de nuestras cumbres se pueda conservar. Dicen los estudios hechos por el Ideam que solamente sobreviven, junto con el Nevado del Huila, la Sierra Nevada del Cocuy, el Nevado del Ruiz, la Sierra Nevada de Santa Marta, Santa Isabel y el del Tolima; en términos más simples, estos accidentes geográficos, si se cumple el devastador pronóstico, deberán cambiar sus nombres dentro de tres décadas a simplemente montañas, sin el Nevado. Durante la última década, la precipitación anual en los páramos colombianos ha disminuido hasta 2 mm por año. Se calcula que 75% de los páramos colombianos se perderán durante el presente siglo. El macizo colombiano, corazón hídrico del país,  está actualmente amenazado por varios factores incluyendo el aumento de deforestación, el reemplazo de bosques por campos, el uso de químicos para la agricultura, la erosión de las tierras, y la sedimentación fluvial. La disminución anual de las que antes llamábamos “nieves perpetuas” es de tasas de entre el 3% y el 5% lo cual nos indica el término que queda para que desaparezcan. El cambio climático es una realidad y es irreversible y generará graves impactos en todos los órdenes, donde el Huila, figura en primer orden. Por fortuna, el Huila lidera en el país un proyecto de adaptación y mitigación. El cambio climático es un desafío global, y exige por lo tanto una cooperación global para adaptarnos a los efectos que ya comienza a generar. “El cambio climático es una realidad y es irreversible y generará graves impactos en todos los órdenes, donde el Huila, figura en primer orden”. EDITORIALITO Delegados del Gobierno Nacional y representantes de los cafeteros iniciarán hoy el análisis de varios temas que quedaron pendientes para levantar el paro cafetero. Por ser aspectos técnicos se requiere grandeza y soportes para encontrar las mejores soluciones.