Continúa en pie la lucha por el pleno reconocimiento de los derechos laborales, por la formalización laboral y contra todas las formas ilegales de contratación que atacan los derechos de los trabajadores. Y también sigue firme la lucha por las libertades sindicales, en especial el derecho de asociación y negociación colectiva, y contra la impunidad que sigue amparando la violencia contra el sindicalismo.
La última respuesta del gobierno nacional al clamor del pueblo colombiano que protesta por su situación de miseria, desigualdad y desempleo, y por el asesinato de líderes sindicales y sociales es su propuesta de Plan de Desarrollo 2014-2018 llamada “Todos por Un Nuevo País, Paz, Equidad, Educación”.
El nombre mismo del Plan es un monumento a la mentira, pues su contenido es antinacional y antipopular porque responde solamente a las imposiciones de la OCDE, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la banca transnacional. Es otra vez más de lo mismo: neoliberalismo recargado para favorecer a los intereses de los grupos oligárquicos nacionales e internacionales que concentran para ellos el 99% de la riqueza mundial y dejan al resto de la población sólo el 1% de la misma.
Hoy expresamos de nuevo apoyo al justo paro nacional del magisterio por sus reivindicaciones sociales y por una educación pública gratuita y de calidad para todos los colombianos. Manifestamos también nuestra solidaridad con los trabajadores petroleros despedidos y con aquellos a quienes no les han renovado sus contratos temporales, aun cuando los precios disminuidos del petróleo se encuentran muy por encima de los costos de producción, y con todo el resto de trabajadores del sector público que afrontan una grave situación laboral.
Nuestro llamado es también a permanecer en apoyo a los diálogos de La Habana en el camino de lograr una Colombia en paz, con democracia y con justicia social, al establecimiento de diálogos con el ELN, al cese bilateral del fuego y a la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente para sentar los cimientos de esa Colombia nueva que queremos para nosotros y para las futuras generaciones.
Expresamos también nuestra solidaridad con la valiente y decidida lucha de ASOQUIMBO contra la multinacional EMGESA, y con la lucha de todos aquellos colombianos que en su calidad de población afectada o de trabajadores de empresas transnacionales defienden la soberanía nacional y su derecho a la vida y al trabajo.
Con estos propósitos los trabajadores colombianos debemos estar unidos para asegurar la victoria y forjar un nuevo país sin explotación, sin odios y sin guerras. Y para desterrar lo que Arturo Guerrero en su ensayo Una rosa violenta, aún publicado en el diario El Espectador, llama acertadamente la cultura de la violencia la cual ilustra, entre muchos ejemplos que evocan nuestra tragedia nacional, con el joropo llanero El negrito José María:
Ay caramba
por esta sabana abajo
ay caramba
donde llaman la Vigía
Ay caramba
me encontré con un negrito
me encontré con un negrito
llamado José María
Ay caramba
convidó a jugar espadas
ay caramba
le dije que no sabía
Ay caramba
me dijo que me enseñaba
me dijo que me enseñaba
le dije que aprendería
Ay caramba
duramos jugando espadas
ay caramba
siete semanas y un día
Ay caramba
los paticos navegaban
los paticos navegaban
en la sangre que corría
Ay caramba
las espadas se amellaron
ay caramba
de los huesos que rompían
Ay caramba
los chulitos se ahitaron
los chulitos se ahitaron
de la carne que comían
Ay caramba
si no corro tan ligero
ay caramba
me mata José María
Ay caramba
él corrió pa La Poyata
él corrió pa La Poyata
yo pa Barranca de Upía.