El escritor y gestor cultural Guillermo González Otálora nos presenta un ‘imaginario’, interesante y vibrante recorrido por la ciudad, donde los pasos del Sanjuanero Huilense se convierten en los grandes protagonistas para conocer de historias y personajes. El escritor y gestor cultural Guillermo González Otálora nos presenta un ‘imaginario’, interesante y vibrante recorrido por la ciudad, donde los pasos del Sanjuanero Huilense se convierten en los grandes protagonistas para conocer de historias y personajes. LA NACION sigue con la publicación de crónicas, análisis y entrevistas en torno a la celebración de los 400 años de fundación de Neiva. Guillermo González Otálora Especial LA NACION Había sido un día radiante. Ana María Bernal se desprendió de preciosas joyas para donarlas al Museo y luego de un maravilloso espectáculo folclórico en el que dejamos la mente libre para volar con la pólvora que iluminó el cielo de Neiva, me dormí. Mi mente libre para descansar, advertir o desahogarse, imaginó que soñaba recorriendo la Ruta del Sanjuanero Huilense. Yo venía en la ‘Chocolatina’, como bautizaron mis compañeros mi Renault 4 y, perfectamente me acuerdo que al tomar la recta después del peaje del norte de Neiva, vi majestuosa, en el triángulo de la entrada, la escultura en bronce de la pareja del Sanjuanero Huilense en la invitación. Recordé que en la antigüedad los sueños eran entendidos como revelaciones que podían dejar ver el porvenir y me dije, llegué a la ‘Capital Bambuquera de América’. Recordé Aristóteles quien aseguró que los sueños eran una actividad del alma y, al cruzar el puente del Tizón y disfrutar del Parque Longitudinal del río Magdalena, me asusté con la representación que al preguntar me dijeron era la del Mohán. Aproveché y mientras disfrutaba un raspao, un señor llamado Jácaro me contó la historia del viejo chamán que con la llegada de los españoles se escondió en el río y quien desde entonces vive conquistando incautas para llevarlas a las profundidades del Magdalena. Al pasar por el CAI de la Circunvalar, me sorprendió, al mirar a la izquierda y, como si hubieran corrido para adelantárseme, se me apareció la misma pareja ejecutando Los Ochos. Me dije, los sueños, sueños son, pero por si acaso, me tomo la foto por si despierto y no encuentro nada. Conocedor que los sueños incluso podían ser interpretados, o sea transformados en un lenguaje entendible, me dije que podía ser posible encontrar en el recorrido las otras figuras del Sanjuanero. Al pasar por el monumento de la Gaitana me encontré con un recursivo cuentero de ojos claros que le decían Gasca para acá y Gasca para allá que me contó la historia de la primera mujer que sobresale en la historia colombiana. El mismo me contó que en el Parque de los Periodistas, por los lados del Altico, solía aparecerse la misma pareja coqueteándose mutuamente. Pensé en adelantarme para que no me ganaran, pero mi sorpresa fue grande cuando los encontré. Ella, coqueta mostraba su rodilla y él galanteando su actitud de conquista. Me dije, que esto podía estar pasando en Neiva, sólo si cumpliera cuatrocientos años de fundación y las entidades oficiales y la empresa privada se pusieran de acuerdo para regalarle a la Ciudad un atractivo turístico que cautivara a los visitantes. Me dejé llevar por el Parque de los Mitos y allí Rodrigo Durán me contó uno a uno las desventuras de los depredadores de bosques, de trasnochadores, borrachos y mujeriegos que son devorados por criaturas que viven en las mentes de los huilenses. Allí mismo, Enrique Arciniégas me contó la historia del ferrocarril y de la existencia de otra figura que aparecía en las noches, en una glorieta nueva que habían construido en la Avenida La Toma con calle 15. Por eso de los sueños, se me apareció Fausto Sánchez, quien me mostró el Edifico Nacional, el Templo Colonial y él mismo se sorprendió cuando en la Plazoleta de la Cámara de comercio vio esa bella mujer que tomando la punta del pañuelo, giraba insinuante alrededor del parejo al ritmo del Sanjuanero Huilense que interpretaba la Banda Sinfónica del Huila, patrimonio de los huilenses. Entre esos sueños, apareció Julio César Prieto, mexicano, de pura cepa huilense y me dijo que seguramente la escultura que había en el Centro de Convenciones ‘José Eustasio Rivera’ era la que creaba la ilusión de la existencia en Neiva de ocho figuras del Sanjuanero Huilense. Incrédulo lo acompañé por la peatonal de la carrera quinta y cuando llegamos al jardín exterior del Sena, nos surgió una linda bailarina que parecía del Ballet de Sonia Gómez, quien mostrando su blancos muslos diciendo que no, le decía sí a su parejo. En ningún sueño que tenga que ver con la historia, puede faltar Camilo Salas. Me paseó por la Academia de Historia, por los museos de Arqueología, de Arte Contemporáneo, el Museo Villamil, la sala José Eustasio Rivera, me presentó a Miguel de León en la Biblioteca Departamental y, me sorprendió al mostrarme esa bella escultura de la niña que pisando el sombrero lo alejaba despacio como queriendo que su parejo lo alcanzara Nos fuimos caminando por los lados del Parque de los Niños y mi sorpresa fue mayor cuando vimos, en actitud de salida y despedida la misma pareja que había visto en mi recorrido, saliendo abrazada, mirándose fijamente, los dos conquistados, orgullosos de mostrar a Colombia un baile de conquista, en una ciudad que todavía sueña. Final…. Leo Cabrera y Segundo Huertas no me dejaron despertar, sin mostrarme y contarme todas y cada una de las historias de las esculturas que en Neiva recuerdan al ‘Compositor de las Américas’, el maestro Jorge Villamil Cordovez. Lástima que me desperté cuando se vino la noche en plena invitación de Alfonso Orozco a disfrutar del Camellón de la Catorce. ¿Pesadilla? Al otro día me sentí triste, al recorrer los mismos sitios y no encontrar ese hermoso sueño que parecía realidad, y desee que no me pasara lo del rey Basilio de Pedro Calderón de la Barca.