Juan José Rincón
Un país sumamente polarizado, inundado de violencia, desbordado de necesidades laborales y una innegable hambruna son solo unas de las cuántas problemáticas que está pasando nuestra amada Nación. El panorama social del país debe hacer una transición paulatina y esta no reside necesariamente desde las elecciones a la presidencia, claramente esta votación tiene una gran relevancia a nivel nacional, sin embargo, más allá de esto se encuentra el egoísmo colectivo; el mismo que no permite el desarrollo interpersonal de la mayoría de la población.
Considero que esto se ve a raíz de querer imponer una ética en la comunidad colombiana por meras convicciones morales al resto de la población. Un claro ejemplo es el concepto de seguridad que tenemos, en donde por un lado manifiestan querer proteger a los niños de las drogas con políticas prohibicionistas, oponiéndose a una factible y viable regulación que no solo generaría ingresos importantes al país, sino también una distribución controlada por el Estado cuidando así a nuestros niños. Pero por otro lado simpatizan y promueven el porte legal de armas, condición que está comprobada que genera aún más violencia y muerte de las que ya existe.
Asimismo, hay múltiples situaciones como la pena de muerte a las personas que cometan cierto tipo de delitos y los simpatizantes “pro vida”. Lo que me permite hacerme un cuestionamiento en el caso hipotético de estar de acuerdo con sus premisas, ¿acaso existen muertos buenos y muertos malos?, misma pregunta me hago con el periodismo ofensivo que carece de objetividad, ¿acaso el periodismo deja de ser bueno cuando no está de acuerdo con mis orientaciones morales? Después de hacerles todas estas preguntas, vale decir que no pretendo en ningún momento ser un faro moral, pero lo que sí espero es que nos replanteemos nuestras posturas sociales y tengamos un poco más de empatía.