La Nación
También hay matoneo en la rama judicial 1 8 septiembre, 2024
COLUMNISTAS

También hay matoneo en la rama judicial

Somos una sociedad “matoneadora”, somos una cultura que protagoniza y se acostumbra al bullying como cosa silvestre y cultural. Desde quien posee un nimio poder, hasta el jerarca connotado y de alto prestigio.

Hay matoneo en la escuela, en el trabajo, en la universidad, en los clubes, en las iglesias, entre los trabajadores públicos y privados. Eso nos recuerda el insuceso doloroso del suicidio de una médica residente que generó una ola de denuncias sobre maltrato en facultades de salud.

Sólo ayer comenzó a ser visible que el único caso no es el de la Javeriana, sino que lo mismo ha sucedido en la Universidad de los Andes, en universidades privadas y públicas en donde estudiantes se quitan la vida por presiones y acoso de compañeros y profesores. Todo lo anterior me hace rememorar los casos de estudiantes y abogados recién egresados o aun cursando sus últimos años de derecho quienes han tomado la fatídica decisión de quitarse la vida.

Dentro del gremio judicial los casos de suicidios se encuentran en todos los niveles laborales del aparato judicial. Se suicidan jueces, fiscales, sustanciadores, secretarios y hasta escribientes, pero lo que no se revela es que poco o nada hace el Consejo Superior de la Judicatura para prevenir o atender la situación. En ese mismo ámbito son conocidos casos de salud mental: parálisis facial, depresión e incluso estados somáticos por culpa de las presiones y el estrés.

Ello también sucede en la rama judicial, en la misma en la que se caen casi todos los concursos de méritos y en la que, los altos magistrados terminan siendo los nominadores absolutos con un alto grado de clientelismo burocrático, en los que se opta más por los cargos en provisionalidad y de “difícil nombramiento y fácil remoción”. Por ello, buena parte de funcionarios judiciales se encuentran al albur del genio con que amanezca cada alto funcionario con sus propias presiones competitivas.

En la rama judicial, la inestabilidad laboral, la competencia por los resultados, el exceso de trabajo, la presión, el mantenimiento del prestigio y fama de los altos magistrados termina cobrando un alto precio en la salud y la vida de los funcionarios. En efecto, el deseo de ascenso en la carrera judicial, la competencia resultadista de los despachos y el mantenimiento del honor de altos funcionarios incide para que el ambiente laboral sea todo un infierno.

Hay quienes no resisten el matoneo, la humillación y el bullying que traen desde las facultades de derecho. El acoso laboral y hasta sexual se ha tomado impunemente los ambientes laborales de la rama judicial; ambiente que hasta ahora el DANE (Encuesta sobre Ambiente y Desempeño Institucional Nacional y Departamental EDI-EDID) ha tratado de estudiar por dentro, en inexpugnable se torna la situación.

Debería de promoverse una especie de “me too” al interior de la rama judicial, de los consultorios jurídicos y de las prácticas de judicatura, que llame la atención sobre el silencio cómplice de las instancias disciplinarias y administrativas que manejan el talento humano y laboral de la rama judicial.  A lo largo y ancho del país son muchas las denuncias contra jueces y magistrados y otros funcionarios judiciales por acoso laboral, o que no comienzan o que en nada terminan. En todo caso, son muchos los funcionarios quienes siguen pensando en la renuncia o en el desenlace fatal.