La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) negó la ampliación de la licencia otorgada a la empresa petrolera Petromar para intensificar las actividades de exploración petrolera en el bloque Antares, localizado en los municipios de Villavieja, Baraya y Tello, incluyendo parte del desierto de La Tatacoa, uno de los más importantes ecosistemas de bosque seco tropical del país.
Aunque la petrolera tiene permiso para adelantar labores en zonas aledañas, por lo menos, no podrá extenderlas hasta este parque natural regional.
La ampliación del área de exploración, según la CAM, iba en contravía de los objetivos de conservación de este ecosistema, único en el país por su rica biodiversidad, alta paleobiodiversidad, singularidad para la observación de fenómenos meteorológicos, hidroclimáticos y astronómicos.
La empresa peruana proyectaba la construcción de 14 locaciones y apertura de vías para la perforación petrolera con gran impacto en este ecosistema.
Las actividades mineras y exploración de hidrocarburos están prohibidas en esta zona protegida y en otras 226.000 hectáreas que conforman los parques naturales regionales declarados en el Huila. En estas condiciones, la empresa petrolera sólo podrá realizar sus actividades en las áreas autorizadas y de acuerdo con la zonificación contenida en la licencia y sometida al plan de manejo ambiental que debe ejecutarse estrictamente.
Pese a la fiebre minera, las autoridades ambientales tienen la obligación de aplicar las restricciones para este tipo de actividad minera en ecosistemas de gran valor y ser exigentes en la prevención y mitigación de los impactos sociales y ecológicos que generen. En este caso no debe haber concesiones.
Las autoridades deben asegurar la continuidad de los procesos ecológicos y evolutivos naturales para mantener la diversidad biológica. Además, garantizar la oferta de bienes y servicios ambientales esenciales para el bienestar humano y la permanencia del medio natural, o de algunos de sus componentes, como fundamento para el mantenimiento de la biodiversidad, clave para el desarrollo del país. De acuerdo con la normatividad ambiental, no podrán ejecutarse obras de exploración y explotación mineras en zonas de protección.
Una restricción similar se registró frente al Páramo de Miraflores y más recientemente la dura oposición para la exploración en la cuenca del río Las Ceibas, estimando que ponen en alto riesgo los programas de conservación que se han venido adelantando, con múltiples esfuerzos. Celosos debemos ser frente a estas amenazas.
La minería a gran escala afecta la preservación de espacios naturales en procesos de restablecimiento de su estado natural aptos para la recreación, la educación, la interpretación ambiental y la investigación. Pero también la conservación de los espacios naturales asociados a sitios de interés histórico-cultural de las comunidades campesinas asentadas en el parque. Y desde luego la preservación de especies endémicas o amenazadas que se encuentran en la zona. En este propósito debemos estar todos. No solo las autoridades ambientales. El reto lo tienen también alcaldes, concejales y la sociedad civil. La reformulación de los planes de ordenamiento territorial, será clave para delimitar las zonas de reservas especiales y las zonas excluibles de la megaminería.
“La reformulación de los planes de ordenamiento territorial será clave para delimitar las zonas de reservas especiales y las zonas excluibles de la megaminería”.
Editorialito
El Huila, duramente golpeado por el conflicto armado, contará con un Centro Regional de Memoria Histórica. El proyecto es significativo para visibilizar la voz de las víctimas, fortalecer las organizaciones y propuestas en este campo.