Tejidos del extranjero no tendrían controles de bioseguridad

Diferentes asociaciones de bancos de tejidos y huesos en el país, aseguran que el proyecto de decreto, de permitir el ingreso al país de toda clase de tejidos para trasplantes, que estudia el Ministerio de Salud, representa un riesgo para salud de las personas.

 

Una voz de alerta prendió la Asociación Colombiana de Bancos de Tejidos, luego de conocer detalles de un proyecto de Decreto que estudia el Ministerio de Salud, que permite el ingreso desde el exterior de toda clase de tejidos para trasplantes, sin que estos cumplan los registros sanitarios en Colombia.

El médico Klaus Mieth, director general del Banco de Huesos y Tejidos de la Fundación Cosme y Damián, afirmó que esta iniciativa del Gobierno Nacional, puede convertirse en uno de los grandes riesgos de los pacientes, que hacen parte de las listas de espera, para tener un trasplante de órganos y tejidos en Colombia.

“Para nosotros es claro que en el país no existe regulación suficiente sobre tejidos que ingresan al territorio colombiano provenientes del extranjero”, indicó.

Según el experto la donación de tejidos, no solo debe ser un acto de amor sino de responsabilidad, por lo que se deben cumplir todos los controles para evitar nuevas enfermedades, tras un procedimiento quirúrgico.

El especialista Fabio Ramírez, presidente de la Junta Directiva de la Asociación Colombiana de Bancos de Tejidos, afirmó que este proyecto de decreto abre la puerta para que ingresen al país estos tejidos, sin la debida vigilancia, representando un atentado contra la salud de las personas.

“De la forma en la que se encuentra proyectado el Decreto, podría facilitar que tejidos clasificados de esa manera en su país de origen, ingresen a Colombia de forma diferente, al llamarlos ‘Dispositivos médicos de origen humano’ rompiéndose la cadena de vigilancia sanitaria que deben realizar las autoridades”, sostuvo.

Agregó que el término de ‘dispositivos médicos de origen humano’, no tiene claridad en las normas jurídicas vigentes, al ignorarse las medidas de bioseguridad.

“Esto atenta contra el principio de igualdad dado que el mismo tejido asume clasificaciones diferentes, dependiendo de su país de origen, lo que genera un tratamiento jurídico diferente para el mismo producto”, manifestó.

El documento establece un cambio en la clasificación de los tejidos óseos, ligamentos, tendones, meniscos, válvulas cardíacas, córneas y piel, que en Colombia son llamados ‘Componentes anatómicos’, mientras que los tejidos provenientes del exterior serían clasificados como ‘Dispositivos médicos de origen humano’, lo que evitaría el cumplimiento de los controles biosanitarios.

El experto señaló que los tejidos obtenidos en el interior del país, producto de las donaciones hechas por colombianos y sus familias una vez la persona fallece, son clasificados por el proyecto de Decreto como injertos o implantes, definición que sí los obliga a pasar por los controles biosanitarios de rigor, que es lo ideal.

 

Un trasplante seguro

Carolina Parra, diagnosticada con cáncer de hueso llamado osteosarcoma de fémur, sintió que se moría al conocer el dictamen de su médico, quien le explicó que esa era la causa del dolor que tenía, tras sufrir una caída en el colegio.

Los especialistas le dijeron que los tratamientos posibles para esta enfermedad eran: la amputación o un trasplante de hueso.

“Las dos posibilidades me parecieron terribles, en ese momento cerré los ojos y pude imaginar la lucha por buscar un donante de tejido, que en este caso sería un hueso para un trasplante de fémur, lo único que me atreví a preguntar; ¿voy a perder mucha sangre?, a lo que mi médico Camilo Soto Montoya, aseguró enseguida, ‘señorita Parra, lo que vamos a retirar es el hueso más grande del cuerpo, porque será un trasplante total de fémur ‘, respondió el especialista.

Carolina recordó que su enfermedad empezó a manifestarse con unos dolores en la rodilla, los cuales eran muy intensos, luego apareció una ‘bola en el fémur’, por lo que le practicaron una radiografía, tras asegurarle que este cuerpo extraño supuestamente desaparecería, pero esto no ocurrió.

“El dolor era tan fuerte que empecé a cojear, fuimos al médico y tras una radiografía encontraron, que donde estaba la masa, el hueso se había puesto mucho más frágil, delgado en comparación con las otras partes del cuerpo, lo que indicaba que en cualquier momento se podría romper”, apuntó.

Dijo que los especialistas en una nueva junta médica le confirmaron el diagnóstico; amputar la pierna, poner otro hueso o morir desangrada.

“Así que iniciamos la lucha, cuando entré como paciente en el Instituto Nacional de Cancerología, tuve la oportunidad de conocer al doctor Camilo Soto Montoya, del que todos hablaban y aceptó hacerme el tratamiento para intentar salvar mi extremidad sin llegar a la amputación”, relató.

Dijo que le realizaron varias quimioterapias y cirugías con injertos para salvar su fémur derecho.

“Pero me aparecieron varias fracturas, e inclusive en una de las citas para programar mi cirugía tuve una grave lesión y me confirmaron que no me iban a cambiar una parte del hueso, sino que toda la extremidad de mi fémur”, sostuvo.

Dijo que el día de su cirugía, fue el momento más esperado, porque cambiaría su vida.

“Yo entro a cirugía con mi doctor y me llama la atención que al lado de la camilla en una mesa había una cava blanca, como la de los helados, esta es la mejor forma en la que puede describir este momento, pregunto que hay, y me dicen que mi trasplante de hueso, fue un momento increíble verlo y sentirme muy afortunada de haber encontrado un donante, tenía nervios y miedo; pero también con una alegría inmensa de que mi vida cambiaría”, añadió.

Destacó que tras la cirugía su vida tuvo un giro total, los momentos de dolor cambiaron, porque se transformaron en alegrías y tranquilidad.

“Tengo solo palabras de agradecimientos a todas las personas que me ayudaron a cambiar ese diagnóstico y que a través de un trasplante seguro logré tener una calidad de vida excelente, porque puedo decir que soy una persona normal, trabajo, estudio, manejo carro y todo eso es gracias a ese donante y a todo lo que hay detrás de este proceso”, indicó.

Según la Asociación Colombiana de Bancos de Tejidos, el caso de Carolina Parra es una muestra que de que en Colombia, se pueden hacer estos procedimientos médicos seguros, con calidad y sin poner en riesgo la salud y la vida de las personas.

“Sabemos que han estado un trasplante y nosotros más que nadie conocemos de la urgencia que se tiene para cambiar sus vidas, pero no podemos permitir que se rompa la cadena de vigilancia sanitaria, porque estaríamos enfrentándonos a enfermedades desconocidas para todos nosotros”, dijo el médico Klaus Mieth, director general del Banco de Huesos y Tejidos de la Fundación Cosme y Damián.

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