La Nación
¿Tiempo de madurar? 1 10 septiembre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¿Tiempo de madurar?

Con base en el contexto que hoy vive Latinoamérica, soy una convencida de que los partidos políticos seguirán despeñando las mismas estrategias y funciones que se conocen. Sin embargo, en ciertos países, ciudades o municipios, los cuales están bajo un régimen totalitario o dominado por mafias, cambien al campo de la democracia política.

Aunque, esas transformaciones no influirán sobre la naturaleza y objeto por el cual existen esas asociaciones. Es probable que, ante la presencia de nuevos problemas, surjan nuevas ideologías con nombres diferentes, los cuales pretendan aportar  soluciones coyunturales sin ánimo de cambios reales.

No obstante, tales transformaciones no podrán estar jamás por encima de la voluntad popular como fundamento ni, muchos menos,  en contra de la concepción de la sociedad. Es ahora cuando los partidos políticos tienen que dar soluciones a problemas nuevos y, especialmente a los de tipo ético, sean nuevos o viejos, pero planteados en contextos actuales.

Entre otros, el problema de la autoridad, el sentido del trabajo, la democracia, los servicios de salud, la propiedad privada, el derecho a adquirir vivienda, la solidaridad humana; deben ser, entre muchos, llevados a nivel macro y siempre teniendo en cuenta la responsabilidad que implican.

Predecir es difícil, pero cabe aclarar que las actuales “democracias” en Latinoamérica dependen de la conciencia, responsabilidad y coraje que sus ciudadanos puedan tener al momento de tomar decisiones que busquen el beneficio colectivo.

De esto, quizá se concluya que los partidos políticos, como organizaciones de masas, se debiliten o, por el contrario, se fortalezcan con el ánimo de encontrar el orden democrático que atienda las necesidades de los ciudadanos quienes pretenden una mejor calidad de vida.

Muy a pesar de la crítica que se le haga a la existencia de estas colectividades democráticas, no coyunturales, hasta el día de hoy, no han aparecido mecanismos distintos que se encuentren en las condiciones de articular el ámbito de la vida comunitaria con el de la responsabilidad política.

Los partidos, en todo el mundo, se han revelado como ese único mecanismo cuya existencia hace posible la integración entre ciudadanos y gobernantes, dentro de un marco que siempre, debe estar dado desde la gestión y ejecución en bien de la nación.

Todo en contra de lo anterior, debe ser sujeto de revisión y por ende, de manifestación por parte de sus ciudadanos, aliados y organizaciones democráticas que sientan al interior de sus instituciones la obligatoriedad de defender los derechos y la voluntad de las comunidades locales, sean rurales o urbanas.

Porque no hay nada más maduro que, tomar una decisión inteligente que se aleje de la incapacidad de obrar, de acuerdo a los interés del pueblo.