Aunque suene un contrasentido, en el mundo existiría esta modalidad de gobierno, que consistiría en organizaciones políticas que se apoyan en mecanismos democráticos de elección popular, pero que en realidad son sistemas autocráticos que suelen denominarse dictaduras.
Las tiranías son una modalidad de gobierno que se identifican por el control absoluto y autoritario de una sola persona o un grupo reducido, y que ejercen el poder de forma arbitraria, sin restricciones legales, ni responsabilidad ante los ciudadanos. En estos sistemas existe un abuso del Estado, la opresión a los opositores y la supresión de las libertades individuales.
La tiranía se caracteriza por el control omnímodo del poder, la cooptación de todos los órganos, la completa ausencia de un sistema de controles inter-orgánicos y el uso de la fuerza para mantenerse en la cabeza del ejecutivo. Los tiranos utilizan la censura, la mentira, la represión política, y otras formas de coerción para suprimir la disidencia y consolidar su autoridad.
Infortunadamente en la actualidad existen varias tiranías “democráticas”, como la de Rusia, China, Nicaragua, Cuba y, obviamente Venezuela. Con este último caso, se guardaba la ingenua esperanza de que el presidente Maduro respetara la decisión ciudadana y asumiera la pérdida de las elecciones, debido a su desastroso gobierno que viene desde 2013. Sin embargo, todo el planeta observó la forma en que acomodó los votos a su favor, sin importar las contradicciones numéricas de los resultados electorales, ni la falta de mecanismos de verificación.
Ante lo anterior, Latinoamérica está en una encrucijada, pues no existe una posición concertada y unitaria de todos los países, por lo que aún no se sabe cuál será la salida frente a este “atornillamiento” en el poder.
Lo que sí es cierto es que el mundo tendrá Maduro para rato y, muy seguramente, vendrán sanciones económicas de algunas potencias y más bloqueos que de nada servirán. Mientras tanto, seguirá la catástrofe humanitaria generada por los miles de migrantes y la búsqueda de un consuelo frente a la esperanza de que no hay mal que dure cien años…
