TLC causa pánico. Por Santiago Villarreal Cuéllar

Mataron el tigre y se asustaron con el cuero, dice un viejo refrán. Hace varios años, cuando el gobierno del presidente Uribe negociaba el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, más de un empresario no cabía de felicidad. Pero ante el anuncio de los presidentes Santos y Obama en Cartagena, de la entrada en vigencia del Tratado el próximo 15 de mayo, muchos cacaos entraron en pánico. El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, manifestó que su gremio no está preparado para hacerle frente. Si causa temor al representante de los grandes agricultores, qué podrá pensar el pequeño agricultor que tala un lote de rastrojo, quema para que la ceniza sirva de fertilizante y siembra con estaca. Y es que el sector agrícola, con excepción del floricultor, sale muy mal librado de este Tratado. Los cultivadores de cereales como el maíz y el arroz, serán los más damnificados. Los primeros tienden a desaparecer a corto plazo debido a las importaciones inmediatas de ese producto. A los segundos, les aplicarán una muerte lenta. Nuestro sector agropecuario no puede competir con el gigante del norte, por una razón muy sencilla: los granjeros norteamericanos, agrícolas y pecuarios, reciben grandes subsidios del gobierno federal y muchos estados soberanos aportan otro tanto. Además, las cosechas de allá tienen seguros contra todo riesgo, incluso la baja de precios. La agricultura colombiana no tiene ningún incentivo gubernamental. Las semillas y los insumos, (fertilizantes, herbicidas, fungicidas e insecticidas) son los más costosos de latino-América. No es cierto que el sector frutícola tenga grandes oportunidades de exportar. Si bien los Estados Unidos importan fruta, la Agencia Federal de Salud es muy estricta en exigencias sanitarias. Los mexicanos exportan grandes cantidades de frutas a esa nación, pero cada que detectan una virosis o bacteria en algún producto, suspenden las exportaciones hasta por seis meses. El presidente Brack Obama dijo en Cartagena, que los Estados Unidos se beneficiarán de ese Tratado, generando muchos empleos en su país. Eso es cierto, pues en la medida que aumentan sus exportaciones, la mano de obra es necesaria. En cambio, los 500 mil empleos anunciados por el gobierno colombiano no serán una realidad, pues cada que quiebre un sector de nuestra economía, el recurso humano será lanzado a la calle. Los Tratados de Libre Comercio pueden ser la salvación para las economías emergentes. Pero solo benefician cuando se hacen con equidad entre las partes. En el caso nuestro, los Estados Unidos tienen unas inmensas ventajas y nuestra pobre industria, lo mismo que otros sectores, salen muy mal librados. Es razonable el pánico.

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