Parece ser que la idea que tiene el ejecutivo sobre el poder transformador de la administración pública consiste en que todo es susceptible de ser arruinado. Por lo tanto, Petro y sus lugartenientes hacen sus mejores esfuerzos por empeorar el estado normal de las cosas en Colombia. Por ejemplo, en el sector de la educación pasamos de tener un ministro con trayectoria respetable en el sector, aunque mercenario en la política, a un ministro de educación sin educación.
Pero bueno, en honor a la verdad, debemos reconocer que en lo que lleva de “gobierno” la gente del Pacto Histórico, ha conseguido con cierto éxito arruinar el país, maltratar sus instituciones, menospreciar el sector productivo y generar rencor y odio de clases en la sociedad.
Sin embargo, todo puede ser peor. Pues, de perpetuarse en el poder el proyecto político del progresismo, sólo quedará la miseria en todas sus expresiones. No en vano, la realidad de otros países, atacados por la redención progresista, nos revela que, al amparo de este tipo de regímenes sólo florecen los intereses de la cleptocracia que asalta las arcas públicas vitoreando proclamas de justicia social; la Argentina de Perón, la Venezuela de Chávez-Maduro, el Brasil de Getulio, son ejemplos incontrastables de ello.
En lo que a la expansión de la miseria se refiere, resulta totalmente preocupante que ya circule en Colombia la tesis siniestra de que “los seres humanos no nacimos para trabajar”. Obviamente, los progenitores de tal aberración, así como sus defensores, sólo pueden ser vagos. Esto resulta totalmente contrario a la concepción humanista que da cuenta de la capacidad dignificante que tiene el trabajo en la persona del individuo.
Sin embargo, este tipo de concepciones materializan la idea central del socialismo en todas sus expresiones (progresismo, socialismo del siglo XXI, justicialismo, nacional socialismo alemán -Nazismo-, fascismo, bolchevismo etc.) que consiste en que la persona debe renunciar a su capacidad individual para darle paso al “colectivismo”, lógica en la que el Estado es el proveedor de todo cuanto necesita el conglomerado. De esta manera se garantiza que la masa, que depende vitalmente del Estado, sostenga indefinidamente en el tiempo al régimen corruptor, ya que esta es la única forma de mantener sus privilegios, como vivir sin tener que trabajar.