La Nación
¡Trabaje, vago! 1 17 octubre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¡Trabaje, vago!

Los incumplimientos de Petro, que son ya una constante, ratifican que esta Administración por Sobresaltos no tiene un gran conductor cuya capacidad de trabajo solo se compare con la de los grandes hombres de Estado.

La desidia de Gustavo Petro no solo es un mal ejemplo sino una burla para todos los colombianos que trabajamos y quienes creemos, por demás, que el trabajo es una forma de dignificar nuestra existencia en virtud de una fuente legítima de ingresos.

Ahora, más allá del populismo de querer reducir la jornada laboral o la edad de jubilación, lo que hay de fondo en todo esto que rodea una supuesta reforma laboral, es una aversión por el trabajo que bien se visualiza en la escasísima laboriosidad de Petro y en una errada idea del ocio.

Como es bien sabido, el trabajo es sinónimo de disciplina. Y esta, a su turno, condición sine qua non para la obtención de resultados. Dicho de otra manera, los procesos exitosos (aplica para la gestión pública) casi siempre tienen detrás de sí un modelo cuya férrea disciplina y un riguroso método de trabajo los diferencia de lo que pueda obtenerse por vía de un golpe de suerte o de cualquier otro tipo de artimaña.

Ya dirá el petrismo duro y puro que la repulsión que su “dios” siente por el trabajo es una fina e inteligentísima digresión anticapitalista. Una refinada reflexión económica y social que bien lo podría candidatizar, para el próximo año, a Premio Nobel en Economía ya que su política ‘paz total’ es un fracaso total (valga la redundancia), aun cuando decía que el ELN se desmovilizaría tres meses después de que él llegara a la presidencia. Así, la visión que tiene Petro del trabajo encaja perfectamente en la teoría del decrecimiento económico tan defendida por esta Administración.

Casos de incumplimientos, inasistencias, desplantes y ausencias injustificables por parte del hombre del desgobierno, abundan. Lo de este fin de semana es más de lo mismo. Mientras el país demandaba una presencialidad sin excusa, a raíz de la crítica situación de desorden público que se vive en el corregimiento del Plateado (Argelia-Cauca), Petro salió con una incoherencia que no tiene explicación alguna.

Digo incoherencia porque el viernes había dicho, a través de su cuenta de Twitter, que no asistiría (gracias a una gripa) a una jornada que le costó al país 3.600 millones de pesos y que él mismo programó con la Unión Patriótica-UP para, entre otras cosas, salirle al paso al golpe de Estado que supuestamente se teje en su contra. La incoherencia se completa el domingo cuando escribió que, por razones de seguridad, no asistiría al Plateado. Sin embargo, según algunos medios, Petro estaba en la Casa de Huéspedes adelantando una “agenda privada”.

En el largo listado de carencias que tiene Petro para ser un genuino estadista está la de ser un trabajador disciplinado y metódico. Muchos han reparado en que un trabajador, en condiciones normales, no podría copiar el anodino ´modelito de trabajo petrista´ porque sería despedido por incompetente y vago. Por lo tanto, a Petro bien le viene la frasesita aquella que ha hecho carrera durante los últimos años: ¡Trabaje, vago!