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Trinidad 2 24 septiembre, 2024
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Trinidad 8 24 septiembre, 2024« Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará » (Juán. 16, 12 -15)

Este domingo celebramos conjuntamente a los autores de esta Historia de Salvación que hemos ido celebrando a lo largo del año litúrgico: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la Santísima Trinidad. Algo revolucionario y nuevo en la historia de las religiones, puesto que ninguna se había atrevido a tanto. O sea, un Dios que es tres, sin dejar de ser uno. Porque hay religiones politeístas, monoteístas, monistas, pero eso de que se pueda ser monoteísta, creencia en sólo y único Dios, y a la vez casi se roce el politeísmo con eso de que son tres personas, no era tan fácil de asimilar. Sólo esto ha hecho correr ríos de tinta en la historia de la Iglesia y en las diferentes disputas teológicas que ha hecho correr incluso ríos de sangre. Y es que se nos olvidaba lo más importante: que la Trinidad no es ni un problema teológico ni un problema matemático, sino un Misterio de fe, es decir, algo que nos desborda racionalmente y que sólo se comprende desde la fe. Qué hermoso es saber que Dios en lo más profundo de su Ser es comunidad, es trinidad, es misterio de amor, de donación, de entrega. Y qué consecuencias tan grandes saber que los seres humanos somos imagen de ese Dios Trinidad, no sólo de un Dios Creador. Es decir, que en lo más profundo de su ser, también los seres humanos estamos habitados por el Amor y llamados a Amar. O sea, que sólo nos realizamos en plenitud cuando vivimos el misterio de este amor. Es más, que la humanidad está llamada a vivir este amor divino, y que esto tiene importantes consecuencias: la solidaridad, la fraternidad, la igualdad en la diferencia, la comunión, la paz, la confianza. Qué fantástico sería el mundo si fuera reflejo de la Trinidad. Especialmente en estos tiempos de tensiones, tiempos de convivencia multicultural y plurirreligiosa. Qué fácil tendencia a querer igualar a todos, a asimilar a todos, sin tener respeto por las diferencias como legítimas. La Trinidad nos enseña que es posible la diferencia (Padre, Hijo y Espíritu Santo) y la comunión (Un solo Dios).
Para qué tantas disquisiciones teológicas si es algo tan sencillo: que Dios es Amor, que el ser humano está llamado a vivir ese Amor y que la sociedad, si quiere ser reflejo de esa Trinidad, debe vivir en el Amor. Tremendo compromiso al que estamos llamados hoy los que nos llamamos cristianos: ser reflejos del Amor trinitario de Dios, trabajar por la dignidad de todo ser humano, ser trabajadores y promotores de solidaridad y constructores de un mundo más justo y fraterno. Dejémonos de intentar comprender racionalmente a Dios. El cuento de hoy nos recuerda en los labios y palabras de una niña que Dios es una Familia, donde el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que es como la Mamá, viven una relación de Amor que es necesario acoger más que comprender, sumergirse en ese Mar de Amor que es la Trinidad. Pozo de Amor de donde mana toda fuerza para ser testigos de Jesús en el mundo, como nos recuerda hoy el Evangelio. DESEO QUE VIVÁIS UNA SEMANA-REFLEJO DE ESTA VERDAD FUNDAMENTAL DE NUESTRA FE: LA SANTÍSIMA TRINIDAD. Y QUE ESO SE MANIFIESTE EN NUESTRA AMABILIDAD, ALEGRÍA, GENEROSIDAD, SOLIDARIDAD, EN LOS MÚLTIPLES DETALLES DE AMOR CON NUESTROS PRÓJIMOS CERCANOS Y LEJANOS, EN ESPECIAL AQUELLOS QUE MÁS NECESITADOS ESTÉN DE NUESTRO ATENCIÓN Y CARIÑO. ¡FELIZ Y TRINITARIA SEMANA A TODOS!.E mail: elciast@hotmail.com