FERNANDO POLO/LN
corresponsales@lanacion.com.co
Con coplas y rajaleñas, que era lo que más le gustaba, grupos artísticos del Huila despidieron al maestro Ulises Charry Dussán, que ahora según sus amigos “se fue a tunar con San Pedro al cielo”.
A las honras fúnebres que tuvieron lugar en la catedral de Neiva, asistieron representantas de los distintos sectores de la sociedad que se solidarizaron con la familia Charry Dussán.
En la homilía concelebrada por el obispo de Neiva Froilán Casas y varios párrocos de la diócesis, los sacerdotes exaltaron las virtudes de Ulises Charry como cristiano y persona que dedicó toda su vida a trabajar, generar empleo y a alegrar a la gente con sus coplas.
Junto al féretro donde reposaban los restos de Ulises Charry, y llenos de nostalgia por la partida de un amigo, se acomodaron en fila varios gestores culturales y grupos folclóricos que en el San Pedro compartían tarima con el mejor rajaleñero, entre los asistentes a las honras fúnebres se destacaban algunos de los músicos que integraron el conjunto musical Aires de Peña Blanca.
Todos con traje típico rodeaban el ataúd y le impriman a la ceremonia un ambiente festivo, “como al maestro Ulises le gustaba que estuviéramos”, dijo en medio de sollozos uno de los empleados del restaurante La Casa del Folclor.
Al término de la ceremonia las Secretarias de Cultura Municipal y Departamental le hicieron un homenaje póstumo al maestro Ulises Charry Dussán, por sus aportes al folclor huilense. A los homenajes se sumó la Caja de Compensación Familiar del Huila, Comfamiliar, quien en un pergamino que fue entregado a la familia plasmó las virtudes de Charry Dussán.
Por la familia la vocería la tomó Víctor Charry Olarte, quien dio un agradecimiento a todos los asistentes por la solidaridad con la familia y por las muestras de afecto con su padre. Seguidamente dio lectura a una carta que envió un nieto del maestro Ulises que está en el extranjero y no pudo venir al entierro de su abuelo.
Las sentidas palabras del nieto para su abuelo, que leyó Víctor Charry, pusieron a llorar a los asistentes. “Nunca olvidaré las tardes de rajaleñas y las actividades que tanto disfrutábamos, desde la distancia lo recuerdo con aprecio y sé que vas a estar en el cielo, abuelo”, decía la carta.
Seguidamente el representante de la familia pidió un fuerte aplauso para su padre, y el silencio que invadía la catedral se terminó porque la gente empezó a aplaudir y a gritar ¡viva Ulises Charry, el rey de los rajaleñas!
Seguidamente el Obispo de Neiva impartió la bendición y pidió el descanso eterno para el alma de Ulises Charry Dussán, mientras derramaba agua bendita sobre el ataúd.
DESPEDIDA CON RAJALEÑAS
El féretro con el cadáver del maestro Ulises Charry fue conducido hasta la puerta de la catedral por los empleados del restaurante La Casa del Folclor, los hombres y mujeres con los vistosos trajes típicos semejaron una comparsa a lo largo del pasillo que termina en la puerta principal.
Entretanto varios grupos de rajaleñeros entre los que se encontraban: Los Perigüeños, Chabela y sus Parranderas, Los Hijuelapo, Cantar Popular y Cantar Huilense, entre otros, aguardaban afuera de la catedral para despedir con una serenata de rajaleñas al maestro Ulises Charry.
Tan pronto como el ataúd llego a la puerta, empezaron a sonar los tiples y tambores, en medio de gemidos los rajaleñeros empezaron a sacar la tonada de Peña Blanca, la que impuso en vida el maestro Ulises Charry Dussán.
Las coplas para Ulises Charry
Uno a uno los integrantes de los diferentes grupos golpeando el ataúd como si fuera un tambor fueron cantándole coplas, en medio del dolor sacaron valor y compusieron rajaleñas para despedir a su amigo, como en vida él lo había pedido.
“El maestro Ulises Charry surgió de la Blanca Peña, para infundir el folclor a través del rajaleña”.
“Ulises amigo nuestro su ausencia voy a sentir, con el corazón llorando te he venido a despedir”.
“Ulises nació en el Huila y por siempre se destaca, en el cielo está con Tuco y tambien con Rumichaca”.
“Cantando sus rajaleñas siempre estarás adelante, en el cielo Ulises Charry porque fuiste lo más grande”.
Con estas coplas que sus compañeros de tuna le compusieron el maestro Ulises Charry partió a su última morada. Desde la catedral partió la caravana encabezada por el coche fúnebre y seguido por una larga fila de vehículos que terminó en Jardines el Paraíso, sitió donde familiares y amigos le dieron el último adiós.
A la salida del campo santo, los copleros con sus tiples y tambores marcharon en silencio, como en señal de duelo, porque para ellos y para el folclor huilense murió el más grande de los rajaleñeros: el maestro Ulises Charry.
