Ana Isabel Valencia decidió que Rodrigo Lara sería su compañero de por el resto de la vida, el mismo día que lo conoció, hace más de 22 años. “Yo sí creo en el amor a primera vista”, afirma.
Nacida en Popayán, Cauca, esta ingeniera electrónica egresada de la Universidad del Cauca, con especialización en gerencia de proyectos y telecomunicaciones comenzó su vida laboral en Cali donde vivió por cinco años y luego partió hacia Bogotá.
Desde allí ha sabido organizar su casa, la misma que ahora está dispuesta a trasladar a Neiva, si su esposo lograra la victoria el próximo 25 de octubre.
La política
Ana Isabel nunca fue política, ni pensó en verse involucrada en el tema, y tampoco su esposo. Pero en 2010, cuando Lara Sánchez decidió lanzar su nombre al Senado de la República, entonces ella también decidió apoyarlo.
“A raíz de que cuando arrancó el Movimiento Ciudadano Compromiso por Colombia, él hizo los primeros pinitos en política y empezamos como familia a incorporarnos en el tema, brindándole todo el apoyo en los proyectos que él ha decidido iniciar”, afirma.
Sin embargo, piensa que en el país el tema de la política está estereotipado y es presentado como igual a corrupción. Por eso Ana Isabel tiene su propio concepto y subraya que el político es un artista que la usa para gobernar y buscar el bien común”.
“El resto es politiquería. Por eso yo digo que mi esposo es un gran político, es una persona que ha hecho a un lado sus propios proyectos, pensando en un bien general, en su ciudad. Creo que es oportuno en este momento con la situación en que se encuentra la ciudad, que si bien él no va a poder hacer una gran transformación, podrá iniciar una nueva ciudad”.
En familia
Aunque la familia Lara Valencia no está en este momento reunida, pues mientras él está en campaña, Ana Isabel permanece en Bogotá por su trabajo, acuden a la tecnología como la mejor opción para estar comunicados.
Por eso, aprovechan también los fines de semana para reunirse, pero por ahora, centran todas sus actividades en la campaña.
“Yo trabajo en el Ministerio de las Tecnologías entre semana. Pero con política o sin política, nosotros podemos pasar un fin de semana sin vernos. En este momento en que él no puede viajar a Bogotá, yo voy a Neiva y me devuelvo el domingo. Lo acompaño a sus reuniones y caminatas, igual mis hijos que entienden que es un propósito por un bien común. Nos ha cambiado el tiempo más no la calidad del tiempo para la familia”, sostiene Ana Isabel.
Y si bien reconoce que Lara Sánchez, su esposo, nunca estuvo involucrado en política, añade que siempre se caracterizó por su espíritu solidario y de servicio, desde su ejercicio como médico.
Tal vez en ese sentido es que Ana Isabel cree que ahora como político su esposo lo que desea es trasladar todo ese potencial de servicio a la ciudad, como alcalde.
A primera vista
Ana Isabel conoció a Rodrigo Lara Sánchez hace más de 22 años. Ríe cuando se le pregunta cómo fue el proceso de conquista.
Reconoce que no hubo tal proceso, sino que fue inmediato. “Yo estoy con Rodrigo desde el día que lo conocí, en 1992, y desde entonces hemos estado juntos. Es decir, yo creo en el amor a primera vista (risas)”, afirma.
Desde entonces, Ana Isabel dice que ha trabajado con su esposo para mantener el matrimonio con mucha comprensión, serenidad, comunicación y sobretodo con respeto.
Pero también cree que en la pareja ha funcionado el equilibrio que han dado a su relación y ahí, radica su éxito. De hecho, ella lo describe como una persona muy activa, exigente y con valores, los mismos que les ha inculcado a sus hijos.
“Rodrigo es una persona muy amorosa con sus hijos y conmigo, muy sencilla. Nosotros no tenemos queja de él”, dice.
Para Neiva
Con base en los valores que destaca de su esposo, Ana Isabel está convencida de que ganar las elecciones el próximo 25 de octubre, su esposo sería un alcalde que gobernaría con participación de todos los sectores de la ciudad.
A partir de ahí, afirma que Neiva sería una ciudad culta y educada, aunque al mismo tiempo cree que no se puede esperar que el cambio que se requiere se dé en tan solo cuatro años pero sí sería un inicio del proceso.
“Si bien en cuatro años no va a ser el cambio total, siguiendo el pilar del plan de Rodrigo, que ha descrito la situación como un proceso completamente transversal, veo un proceso que impulsa el desarrollo de la ciudad, unos niños felices en unos buenos colegios. Pero sobretodo veo un gobierno transparente y con cero corrupción, unos recursos destinados a la gente”, subraya Ana Isabel.
En ese orden de ideas, como gestora social, hace hincapié en que su trabajo tendría que estar enfocado bajo los lineamientos del plan de gobierno de su esposo.
“Como gestora social no podría ir aparte porque yo lo que tengo que ser es un apoyo en el desarrollo de los programas enfocados en la educación, la primera infancia, la tercera edad y la juventud vulnerable”, puntualiza.
