Disminución en la venta de gasolina y diésel enciende las alarmas

Un comparativo de los primeros cuatros meses del año, entre el 2023 y 2024, ha reflejado una disminución en la venta de gasolina de un 10% y de diésel de un 7% en el Huila y Caquetá. Propietarios de estaciones de servicio están desesperados y no descartan cierres. Se prevé un impacto directo en los tributos que por combustibles reciben las alcaldías.

Johan Eduardo Rojas López

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La disminución en venta del 10% en gasolina y 7% en diésel, durante el primer cuatrimestre del año, tiene preocupado al sector. Y no es para menos, pues el decrecimiento fue de 1.946.968 galones de gasolina y 833.371 galones de diésel en el Huila y Caquetá.

Aunque en abril del año en curso, las ventas ‘levantaron cabeza’ en comparación al mes de febrero y marzo, donde mayormente se presentó la caída; la realidad es que las cifras siguen a la baja. Así lo explicó Luz Mila Moyano Vargas, directora ejecutiva de Combusur, quien agregó que como es bien sabido, la economía va decreciendo actualmente en el país y eso también se ha visto reflejado en las ventas de los distribuidores minoristas de gasolina y diésel.

La variación mes a mes es la siguiente: durante el año en curso, el mes con mayores ventas de galones de gasolina fue enero con 4.818.000, seguido por abril con 4.438.813, marzo con 4.370.278 y febrero con 4.216.386. Mientras que el año pasado, enero también lideró las ventas con 5.325.416, seguido por marzo con 4.984.524, abril con 4.867.380 y nuevamente febrero ocupó el último lugar con 4.613.125.

Para el caso del diésel el comportamiento durante el presente año fue el siguiente: en abril se registraron las mayores ventas con 2.917.152 galones, seguido por enero con 2.822.721, febrero con 2.755.371 y marzo con 2.681.886. Y durante el 2023 la variación evidenció que enero también marcó las mayores ventas con 3.102.623, seguido por febrero con 3.051.952, marzo con 3.050.938 y finalmente abril con 2.804.988.

La razón

“Para esto hay una sola razón y es el aumento del precio del combustible que en un año se ha incrementado alrededor de $6.500 el galón de gasolina y eso implica que el usuario de un vehículo, decida no utilizarlo con la misma frecuencia de antes y, por el contrario, busque otros medios de transporte. Entonces la gente ya no consume la gasolina que antes consumía. Todo esto desde que tuvimos el primer incremento porque el problema de los distribuidores minoristas es el Fondo de Estabilización de Precios de Combustible, que estaba en rojo, entonces empezamos a tener crecimiento mensualmente”, manifestó Moyano Vargas.

Y es que recordemos que, a la llegada de Gustavo Petro al Gobierno Nacional, en agosto de 2022, Colombia tenía uno de los precios de gasolina más bajos de la región, solo por encima de Venezuela y Bolivia. Era el producto de un esquema que se creó en 2007 con la idea de ayudar a evitar las fluctuaciones abruptas del precio, pero que terminó siendo enormemente deficitario para el Estado.

Por tanto, desde julio de 2022, se empezó a registrar un incremento constante que se mantuvo por varios meses. “El Gobierno nacional, desde octubre de 2022, puso en marcha la política de disminuir el valor del subsidio a los combustibles en Colombia para poder reducir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC)”, dijo en ese momento el Ministerio de Minas y Energía.

Impacto tributario

En la capital huilense, por ejemplo, el precio de la gasolina está cercano a los $16.000 por galón, lo que ha representado durante el último año, un incremento de aproximadamente $6.500. “Si se disminuyen la venta de gasolina y diésel, también decrece el rubro que ingresa a las Alcaldías y Gobernación por tributo, porque el precio del combustible tiene muchos impuestos, cerca del 55% son impuestos. Es decir, no solo se disminuye el ingreso al distribuidor minorista, sino a la parte tributaria”, comentó la directora ejecutiva de Combusur.

Sin embargo, a pesar de ese impacto negativo para la institucionalidad, los verdaderamente y más afectados son los distribuidores minoristas dado que, al incrementar el precio del combustible, ellos tienen que endeudarse y la renta de ganancia al ser tan insuficiente, no les permite subsanar las deudas.

“Si sube el precio de la gasolina, para comprar la misma cantidad de galones que el mes pasado, necesitamos más capital de trabajo y, para eso nos toca recurrir a créditos o sobregiros, entonces cada vez estamos más endeudados y disminuyendo nuestra margen de rentabilidad”, añadió la dirigente gremial.

Comentó entonces que se busca disminuir al máximo los gastos que tiene una estación de servicio, sin embargo, “obviamente nos sigue preocupando la carga tributaria que tiene el combustible que es bastante grande. La gasolina le aporta cerca de $1.400 por galón de sobretasa a las alcaldías y en el departamento la sobretasa del diésel es de $390”.

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En riesgo de cerrar

Tras este preocupante panorama, según contó la líder gremial, algunas estaciones de servicio pequeñas, están pensando en acogerse a la ley 1116 de 2006 de insolvencia financiera porque no tienen recursos para sostenerse. De allí que, “la idea es mirar cómo se acogen para poder pagar la deuda y los compromisos económicos que ellos tienen con algunos proveedores, sin embargo, nosotros tenemos otro grave problema y es que hemos firmado unos contratos con las plantas mayoristas y tenemos que mirar cómo podemos desamarrar esos acuerdos con ellos; entonces muy posiblemente lo que toque es entregar el bien inmueble”.

En el Huila operan grandes empresas como: Terpel, Primax, Biomax, Plus y Telchac, y en general, todas se han visto disminuidas, aunque no en la misma proporción porque hay algunas que tienen más estaciones y ofrecen diversos servicios para fidelizar clientes.

La inseguridad, otro ‘dolor de cabeza’

De acuerdo con la directora ejecutiva de Combusur, la disminución de la demanda de ambos productos se presenta en todos los municipios del Huila y el Caquetá. Y ahora, están sujetos al comportamiento del brent a nivel intencional, además, del comportamiento del dólar.

Sumado a esto, la inseguridad los tiene en ‘jaque’, pues casi que diariamente se están presentando hechos delictivos en estos lugares. De allí que no se brinde información sobre las diversas cuantías. “Sencillamente lo primero que tendríamos que hacer nosotros como distribuidores minoristas es mirar lo de la insolvencia para ver qué podemos hacer y saber con qué recursos podemos contar para poder seguir laborando, pero el problema es que si se siguen dando las disminuciones en las ventas, todo será más difícil. Todo esto conllevaría a otras problemáticas de índole social”, concluyó Moyano Vargas.

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Repercusión

Según Óscar Rujana Quintero, presidente de la Sociedad Huilense de Economistas, para tratar el impacto económico en la distribución de venta de la gasolina y diésel en la región, hay que evaluar la primera parte de la cadena, como es el alza en el precio de los combustibles, un punto que se ha venido discutiendo desde hace muchos años porque precisamente repercute en el bolsillo de los colombianos.

“Como todo el mundo, estamos viviendo una desaceleración. Ese no es un fenómeno exclusivamente colombiano. Las proyecciones económicas del país decían que este año debíamos crecer al 1%, hoy todo indica que podemos terminar el 2024 entre un 1,8% y un 2%. Es decir, ha venido mejorando la situación. Lo cual no significa que no estemos viviendo esa desaceleración y que el objetivo del Banco de la República, que fue enfriar la economía, se cumplió”, afirmó Rujana Quintero.

Sostuvo bajo esa línea que, con respecto a la hora cero para subir el ACPM la discusión con el banco es cómo se hace para que no se incremente la inflación, porque el problema que tuvo y tiene Colombia es que en 2020 se congeló el precio de los combustibles.

“Entonces, cuando subió la inflación, no tuvo en cuenta el factor de los combustibles y lo que se concluyó es que no se podía tocar los dos combustibles al tiempo porque disparamos la inflación. Así se inició parcialmente con la gasolina. Allí es donde está el mayor hueco del Fondo de Estabilización. Pero el diésel hablaremos este año de que estamos pagando a precio internacional”, ahondó el presidente

Contradicción

De allí que se podría decir que el alza en el precio de los combustibles es una medida absolutamente impopular, pero fiscalmente necesaria; algo que resulta bastante contradictorio. No obstante, la reducción en la venta de combustibles de gasolina y diésel, afecta también la canasta familiar, el empleo y el desarrollo de la región.

Por otra parte, “la cadena fundamental impacta en la distribución de la gasolina al margen máximo reconocido a favor del distribuidor minorista en las ciudades en que aplica el régimen de libertad regulada, teniendo en cuenta las inversiones en infraestructura, los costos de operación y mantenimiento, así como los gastos de administración y ventas. Este margen se actualiza el 10 de febrero de cada año, con base en la variación del índice de precios al consumidor del año inmediatamente anterior certificado por el DANE, situación que ha afectado y puesto en riesgo el servicio en el departamento y sur del país, ya que es el recorrido final del oleoducto”, puntualizó.