Con lentejas, cartón y stay-on, Sebastián Cardozo, de 12 años de edad, decidió elaborar un libro con material reciclable inspirado en La Vorágine, la novela de José Eustasio Rivera. Su ingenio y dedicación lo llevaron a ganar un concurso en el que compitió contra 39 compañeros. Como resultado, la obra sigue atravesando e impactando generaciones.
Johan Eduardo Rojas López
johan.rojas@lanacion.com.co
La inmortal novela de José Eustasio Rivera, La Vorágine, lejos de perderse en el tiempo, continúa siendo fuente de inspiración para la creación de nuevos elementos artísticos. También sigue irrumpiendo en la realidad de los lectores que reconocen su historia mediante esas letras.
Así lo demostró Sebastián Cardozo Velásquez, de 12 años de edad, que este año, a propósito del centenario de la obra, decidió elaborar un libro con materiales reciclables en el marco de una actividad que surgió del club de lectura en Altamira, Huila.
El adolescente que cursa séptimo grado de bachillerato manifestó que su interés surgió desde que leyó “un pedacito”. Ese par de líneas fueron suficientes para cautivarlo y despertar en él, el deseo de inmiscuirse con mayor detalle entre el juego de palabras que caracterizan los escritos del ícono huilense.
“La profesora empezó a leerlo en los talleres y, por eso, desde que ella nos dijo que teníamos que construir un libro basado en otro, siempre pensé en La Vorágine y así lo hice, utilizando los pedazos que cada uno leía en las clases. Yo nunca había escuchado sobre esta novela y me pareció muy llamativa”, explicó Sebastián Cardozo, quien construyó su libro de 10 páginas con los acápites más llamativos e importantes de la obra original, así como con elementos que por sí solos ya conectan con la esencia de la misma.
La ‘chispa’ de lectura
Su madre, Jenni Astrid Velásquez, complementó que la escogencia del libro como inspiración para el diseño que elaboró Sebastián Cardozo también obedeció a la celebración de los 100 años y el legado de su autor.
Aunque reconoció que su hijo no se leyó el libro completo, sí buscó información adicional en portales digitales, intentando consolidar un conocimiento más allá de lo que está plasmado en esas hojas, pues la intención fue conocer lo que significa ese escrito para los huilenses y la literatura colombiana, y en ese sentido, jugar con colores, personajes, contextos y demás elementos que cuentan la novela, más allá de las palabras.
“Lo que aparece en el libro ecológico, que se construyó en dos semanas, es lo que más le llamó la atención a él. Dejamos dibujos que trae el libro original, es decir, recortamos y pegamos. Para mí ha sido muy satisfactorio el hecho de que se haya interesado por la lectura y en especial de José Eustasio Rivera, muy representativo para el departamento”, afirmó.
Siembra de la ‘semilla’
Nancy Cruz Ballesteros, bibliotecaria de la biblioteca Luis Calixto Vargas Tovar de Altamira, Huila, fue la encargada no solo de crear el club de lectura, sino de dar a conocer a sus más de 40 estudiantes menores de edad, La Vorágine.
De ese espacio, surgió un concurso interno de libros que fueron elaborados por ellos, inspirados en la obra que por elección propia quisieron escoger. El ganador precisamente fue Sebastián Cardozo, que decidió homenajear la obra que cumple 100 años.
“Para los jurados fue importante el hecho de que se hablara de La Vorágine, especialmente por la coyuntura de la obra. También les pareció que se sintetizó muy bien la novela en esas 10 páginas. Es un libro con mucha creatividad, historia y ternura, de un niño que ha tomado en cuenta lo que se le ha enseñado”, precisó la bibliotecaria, quien celebra la iniciativa en esa municipalidad, apoyada por la Gestora Social, María Charry.