Han pasado las consabidas 48 horas de la prueba de ácido para cualquier usurpador en el mundo y la satrapía venezolana pasó sin problema. Maduro y sus secuaces se atrincheraron con la fuerza pública y sus milicias paramilitares. Parecen capaces de disparar al frustrado y valeroso pueblo venezolano volcado en las calles, incluyendo de pronto cárcel o magnicidio para Edmundo González y María Corina Machado. Ni qué hablar del oscuro destino que se vislumbra para sus activistas.
Es que el mundo democrático, no la vergüenza dictatorial de Rusia, China y los cínicos ‘comandantes´ latinoamericanos encabezados por Cuba y Nicaragua, se ha quedado con el pecado de haber ‘confiado’ en pactos que sistemáticamente fueron burlados con las marrullas de Maduro. El mundo árabe, pese a ser un aliado geopolítico de Venezuela en su inmensa mayoría se muestra un tanto cauteloso, excepto por la felicitación abierta de Irán. Más memo no pudo haber sido el gobierno estadounidense con Biden a la cabeza asociando a la Unión Europea y a la derecha y buena parte de la izquierda latinoamericana, confiando en una salida honorable o por lo menos pacífica del aberrante régimen chavista ante la evidente derrota electoral. Maduro les dio y sigue dando sopa y seco, pues su única fórmula aceptable es conseguir el ‘exilio dorado’ con inmunidad para él, su familia y círculo íntimo de poder que en el pasado se les vendió por parte de los árabes musulmanes con la indiferencia mundial, por ejemplo, a Idi Amin, el ´carnicero de Uganda’ en Arabia Saudita, y en otro contexto moderno y nada sangriento al ‘mañoso’ Rey Juan Carlos I de España (de Borbón) en Abu Dabi, porque la sola abdicación no le garantizó su libertad ni inmunidad.
De hecho, hasta el exilio se pude conseguir. Lo incierto es la inmunidad porque en uno o dos lustros salta la liebre cuando la justicia y policía internacional lo pone en la mira. No se puede garantizar el goce de las centenas de miles de millones de dólares saqueados a la República de Venezuela. Esto quiere Maduro y Biden no lo pudo conseguir. El asunto es tenerlo en corto tiempo y que dure.
Y Petro en el peor de los mundos. Silencioso sin discurso. Es ‘líder mundial’ omiso. Algo conseguirá si Biden, Kamala o Trump, según sea, le den lugar en la foto, lo cual pareciera virtualmente imposible.