Alcaldes recién posesionados denuncian los entuertos que recibieron como legado administrativo de sus antecesores. Miguel Ángel Tovar Alcaldes recién posesionados denuncian los entuertos que recibieron como legado administrativo de sus antecesores. Solamente al de Neiva lo acompaña un silencio sepulcral soslayando cualquier tipo de denuncia, a sabiendas que la anterior administración le dejó una ciudad patas arriba. Pero claro, no habla porque desde su campaña, uno y otro expresaban que esta administración iba a ser continuidad de la anterior y que nunca en la historia de la ciudad, un alcalde había ayudado a elegir sucesor, como ahora. Entonces don Pedro llegaría en los hombros de dos exalcaldes, Héctor Aníbal y la ex alcaldesa, embolatados con sendas investigaciones jurídicas sin resolver. Subestimó su propia causa política y sus méritos personales, cuando los tenía de sobra. Sin embargo ha encontrado un pretexto diferente para quejarse de todo y es la socorrida tesis de las regalías. La ciudad carece de seguridad, por haber perdido las regalías. Hay guerrillas por doquier, por carencia de regalías. Hay que subir el predial, por déficits de regalías. Se disparan las facturas de los servicios públicos, por falta de regalías. Se acaban los subsidios para los sectores populares por insuficiencia de regalías. Se termina el transporte y los restaurantes escolares por escasez de regalías. Se paraliza la administración municipal, por privación de las regalías. Las próximas inundaciones sucederán por el desmonte de las regalías. Ha llegado a un burdo reduccionismo tal, que el peso de sus raquíticos argumentos, rayó tempranamente el disco. Es en la adversidad y en medio de las dificultades donde se conocen los verdaderos líderes. Dos meses de quejas y lamentaciones son suficientes para justificar el adormecimiento administrativo, pero llegó la hora de la acción. Observe tantas ciudades de mayor tamaño y mayores problemas que la nuestra, que nunca han tenido regalías y jamás les ha faltado ni megaproyectos de Colegios, ni restaurantes, ni transporte para los chiquillos, y han construido avenidas y puentes y bibliotecas, etc. etc. Bogotà se ha propuesto como meta entregarle a cada habitante 6 metros cúbicos de agua potable gratis y lo está logrando en los estratos uno y dos. Y en Neiva vamos en reversa. Alcaldía y concejo suprimen los subsidios para encarecer el derecho universal del líquido vital. Y el Magdalena en manos de foráneos. Qué locura.