Efraín Valenzuela Montealegre nació un 13 de abril de 1923 y acaba de celebrar los 100 años de existencia rodeado del que es su legado: 14 hijos, 37 nietos, 48 bisnietos y 2 tataranietos. “Consumir alimentos sin venenos y ser buena persona”, dijo, es el secreto para tener una larga vida. Aunque su memoria es frágil, lo más triste que recuerda es cuando tenían que salir corriendo del pueblo en los tiempos de la violencia partidista.
Hernán Galindo
Todo un acontecimiento vivió el municipio de Santa María con motivo de la celebración del cumpleaños número 100 de Efraín Valenzuela Montealegre, un hombre bonachón al que todos de una u otra manera admiran. Su familia, Valenzuela Medina, realizó un gran homenaje a este samario que deja toda una descendencia y ejemplo de vida.
Efraín Valenzuela Montealegre es una opita de pura cepa, nació en 1923 en el municipio de Palermo, Santa María todavía no existía, surgió como caserío en ese mismo año y solo hasta 1965 a través de ordenanza de la Asamblea fue erigido como municipio.
Eran tiempos en que el presidente de Colombia era, Pedro Nel Ospina, fue contemporáneo con el ya fallecido presidente Belisario Betancur, por coincidencia don Efraín nació el año en que murió en Bogotá el comisario francés Marcelino Gilibert fundador y organizador de la Policía Nacional de Colombia, institución que un siglo después coadyuvó en la celebración de don Efraín.
Historia a dos voces
Quien nos ayudó a contar de la vida de su progenitor, fue una de sus hijas, Angélica Valenzuela, quien es enfermera de profesión y a raíz del acompañamiento que ha hecho al proceso de envejecimiento de su padre y también el de su madre que murió en 2021, creó una fundación para atender a personas longevas, que se convierten en niños en sus últimos años.
Angélica destaca a su papá como un excelente ser humano, que, aunque no tuvo muchos estudios, mientras tuvo fuerzas, se dedicó a las labores del campo como ha sido la vida de la mayoría de nuestros ancestros.
“Nos prepararan para muchas cosas en la vida, pero nunca nos enseñan cómo tratar a estos seres maravillosos que se convierten en niños a medida que pasan los años”, sostuvo.
Como historia de muerte y vida, recuerda que el día en que nació Efraín, su abuelita, Rosalía Montealegre, perdió la suya en el momento del parto. Fue el menor de tres hermanos y es el único que sobrevive.
En un siglo de vida, don Efraín ha dejado sus raíces en 14 hijos, 37 nietos, 48 bisnietos y 2 tataranietos; 101 descendientes del hombre con más años de Santa María, Huila, la Policía Nacional se unió a este merecido homenaje en su cumpleaños.
Por otro lado, lo más duro que le escuchó contar es que en tiempos de los comienzos de la violencia eran ellos los que tenían que ir a enfrentar a los guerrilleros y dejar a las esposas y los hijos solos. Esto con el propósito de no ponerlos en riesgo o que les hicieran daño. “Eso es lo que más me ha marcado de lo que él o mi mamá contaban”.
A Efraín Valenzuela Montealegre lo acompañó durante muchos años en su vida, Beatriz Medina quien falleció el 13 de noviembre del año 2021 a la edad de 86 años, en diciembre de este año cumplirían 70 años de casados. La muerte de doña Beatriz, lo marcó y lo dejó bajo de ánimo. “Nunca lo había visto llorar siendo él un hombre tan fuerte, eso le dolió profundamente”, contó.
Hombre de pocas palabras
Con hablar pausado, Efraín Valenzuela Montealegre, contesta algunas preguntas en palabras muy cortas, pero de mucha reflexión.
¿Cuál es el secreto para llegar a vivir cien años?, es el primer interrogante al que responde: “comer bien, no comer veneno, solo comidas buenas, aunque ahora como lo que resulte, menos piedras”, dijo.
Del aguardiente sostuvo que en un tiempo le gustó, pero ahora ya no, “hace años que no lo pruebo”.
Al indagar sobre los recuerdos de infancia o de juventud, sostuvo que poco, muy poco, “yo ya perdí la memoria, que hasta de la señora ya no me acuerdo, solo sé que nos conocimos cuando nos vimos la cara”, dijo.
El consejo de don Efraín para las nuevas generaciones es no olvidarse de ser humildes, rezar, ser buenas personas, cultivar los amigos.
Como ahora no trabaja, se dedica a dejarse consentir de los hijos, los nietos y los bisnietos, que hacen parte de su familia de la que no tiene queja alguna, y sobre política no quiso hablar, “no me gustó eso para nada, es mejor ser uno cristiano y nada más”, concluyó.
A manera de anécdota final, su hija Angélica relató que como para la fiesta todas las mujeres vistieron de rojo, a él le compraron un vestido blanco con camisa roja y casi no se lo pone porque le recordaba la época de la confrontación entre liberales y conservadores.
Al final de la fiesta de cumpleaños, don ‘Efra’ no pudo contener sus lágrimas de felicidad y agradeció a sus hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, amigos y policías por este bonito detalle.