Una ciudad con buena calidad de vida es aquella con espacio público bueno y suficiente. Los metros cuadrados del sistema de espacio público de una ciudad con buena calidad de vida están calculados por indicadores que relacionan el número de habitantes con los espacios públicos. Los estándares internacionales contemplan un ideal de quince metros cuadrados de espacio público por habitante que no puede ser menor al mínimo estricto de diez metros cuadrados. La Ley de Ordenamiento Territorial en Colombia acogió el mínimo recomendado internacionalmente por considerarlo una meta más realista y acorde con las posibilidades del país.
Desde entonces, cada municipio acoge este indicador que ordena la ley, pero en lugar de calcular por habitante, la exigencia permite hacerlo desde las áreas brutas y netas de los predios que se van a edificar. Se establece así la situación que ya es problemática y lo será aún más en el futuro próximo de las ciudades en el país, que permite el cumplimiento de la norma y porcentaje exigido de sesión de terreno para espacios públicos y equipamientos sin contemplar la cantidad de habitantes que los ocuparán. En consecuencia, las ciudades se construyen cada vez más densas con áreas deficitarias de espacios públicos que las alejan de cumplir los estándares.
Los metros cuadrados que debe asegurar una ciudad para garantizar su calidad desde la estructura del sistema de espacio público, además de adoptar el estándar internacional mínimos, que no el ideal, eliminó de la ecuación el número de habitantes y lo reemplazó por la relación entre áreas. El Estado podría y debería suplir el déficit de espacio público al destinar áreas privadas o institucionales al uso público y mejorar los indicadores, algo que difícilmente los gobiernos municipales, regionales o nacionales están dispuestos a asumir.
El Estado y los particulares deben tomar conciencia,- en cada proyecto que construyan-, del valor de retorno en el tiempo si se invierte en espacio público que se estructure como un sistema, que trascienda los límites de los predios y entreguen proyectos de alta calidad a la ciudad. Neiva cuenta con una estructura natural caracterizada por el Río Magdalena al que todos, constructores, promotores, sector público, deben aportar y contribuir con sus proyectos, exaltar su belleza, entregar espacios privados al uso público, espacios abiertos y colectivos, diseñados con cuidado y calidad, en los que la ciudadanía en su totalidad esté incluida y hacer así de la ciudad un lugar adecuado y memorable para la vida. La belleza enriquece a todos y permite poner valor a las construcciones y paisajes colectivos.