Una pérdida para los colombianos

En una de las tantas conversaciones que sostengo con mi familia, esta última semana a raíz de ella me surgió una pregunta que en realidad me tocó y me hizo preguntarme acerca de cuál es mi postura con relación a qué es lo que considero hace bueno a un medio de comunicación y qué es lo que no, por ahora les puedo decir que es una cuestión a la que afortunadamente pude llegar a unas cuantas conclusiones.

En mi opinión lo más importante que puede tener un medio periodístico en primer lugar es el respeto a la información, por cuanto es un componente sumamente delicado que puede favorecer o perjudicar a los sujetos a los que se refieren en la fuente de información o inclusive al mismo receptor de esta.

En segundo lugar, la pluralidad pues sin esta sería un medio periodístico que más allá de establecer un contenido crítico estaría siendo nada más que un vocero de los intereses de los propietarios de este. Sin duda alguna todas las personas que hacemos parte de un periódico o de una emisora radial poseemos nuestras convicciones e inevitablemente al participar en las actividades de estos destilamos nuestro tinte político por más que intentemos ser lo más objetivos posible. Por tal razón, no solo es importante sino también es una necesidad para que existan múltiples voces que dictamen como es su orientación e interpretación con relación a los hechos.

En tercer lugar, la debida diligencia que no es algo distinto a realizar un trabajo riguroso y responsable acerca de qué es lo que se está diciendo o haciendo, con base en qué, hacia quienes y con respecto a cuáles fuentes. Esto con el ánimo de no presentar titulares, columnas, noticias o afirmaciones capciosas, sin fundamentos y alejadas de la realidad que todos queremos obtener o acercarnos a ella.

Una vez mencionado lo anterior, les ofrezco un ejemplo que considero refleja lo que no se debe hacer en un medio de comunicación, lo que sucedió en Revista Semana desde la salida de Felipe López como socio; nombrar a Vicky Dávila en la dirección general después de Alejandro Santos. Les comento el porqué de este ejemplo, pues algo innegable es que desde que llegó a la dirección, su popularidad y audiencia se disparó. Sin embargo, esto con la consecuencia de disminuir notoriamente su fundamento crítico, dejando ir a grandes periodistas como Daniel Samper Pizano, Ariel Ávila, Daniel Coronell, Vladdo, Daniel Samper Ospina y María Jimena Duzán. En resumidas cuentas, pienso que priorizar autores pasionales y sin argumentos que tienen más acogida en determinado tipo de audiencia quizá es una victoria para el medio de comunicación, pero al mismo tiempo una pérdida para la profesión y para los colombianos.

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