Una tradición convertida en ilegalidad

Cerca de 600 personas se dedican a la explotación minera de manera ilegal en Tesalia. El impacto ambiental es alarmante según las autoridades competentes en esta problemática.

Cuando apenas se asoman los primeros rayos del Sol, padre e hijo terminan el último sorbo del café con el que toman fuerza para la pesada jornada laboral que realizan a diario. En su moto, ya un poco desgastada por el estado de la vía que todos los días recorren, amarran las palas, barras y demás herramientas que utilizan para trabajar.

Como ellos, cerca de 600 habitantes del municipio de Tesalia se dirigen hacia la misma zona y por la misma ruta que los lleva al lugar de donde han sacado lo necesario para poder mantener a sus familias producto del preciado oro.

Mineros por herencia: así se considera este grupo de lugareños que a diario remueven la tierra de las orillas del río Yaguaracito hasta lograr encontrar esos gramos brillantes que les representan una estabilidad económica, pero poniendo en peligro un ecosistema, riesgo del que son conscientes en alguna medida.

Bajo un Sol inclemente, tan brillante como el oro que buscan, todos los días este grupo de trabajadores tiene que recorrer una trocha (de una hora en vehículo y de dos si es a pie) hasta llegar la vereda Potrero Grande, en donde se dividen en varios sectores o puntos de explotación minera.

Según los registros de la Agencia Nacional de Minas, en esta región, pese a ser un sector rico en este mineral, aún no existe ningún grupo o asociación para la explotación legal en estas tierras. La información es respaldada por Lorena Monje, secretaria de Medio Ambiente y Asistencia Técnica de Tesalia, quien asegura que lo único que está autorizado es el barequeo, y en esa práctica tienen carnetizadas a 190 personas, que han dejado a un lado los canelones por la maquinaria que hace más práctico el trabajo, pero altamente más peligroso para el ecosistema.

El todo por el todo

La suerte es un factor que determina el éxito o el fracaso de una extensa y pesada jornada laboral que termina sobre las 5 de la tarde en el punto de explotación, porque luego tienen que regresar al pueblo para vender el oro por el que le pueden dar por un gramo hasta 60 mil pesos.

Tímidamente los mineros aseguran que en un día pueden conseguir de 5 a 10 gramos, ganancias que son dividas entre el grupo de trabajo que comprende de tres a cinco integrantes. Sin embargo, las autoridades locales aseguran que una semana puede dejar hasta dos millones de pesos por minero.

“Hay días donde no hacemos sino lo necesario para cada uno, como hay otros que nos va mejor. Nosotros trabajamos por nuestras familias, no tenemos más opción laboral”, aseguró Antonio Toreccilla* (nombre cambiado) quien lleva varios años en esta labor.

Esta buena racha llegó a los oídos de mineros de otros municipios e incluso de otros departamentos que han arribado a la región, instalándose en cambuches cerca del río en el que a diario instalan motobombas para iniciar el lavado de la tierra en busca del oro.

A lo largo del río Yaguaracito hay cientos de mineros, que cada vez que escuchan que alguien baja por las montañas que se tienen que recorrer para llegar a los puntos de explotación, apagan sus motobombas y desaparecen entre la espesa vegetación de la zona antes que las autoridades ambientales o de Policía puedan detenerlos o incautarles sus herramientas de trabajo.

“Hacer los operativos en la zona ha sido complicado debido a que solo existen dos lugares para llegar a los puntos de explotación y durante el trayecto para llegar allá, hay lugareños que le avisan a los ilegales imposibilitando que se pueda controlar la actividad ilegal”, aseguró la secretaria de Medio Ambiente y Asistencia Técnica de Tesalia.

Ingresos a costa de afectaciones

Sin duda alguna, esta práctica se ha convertido en una de las principales fuentes de ingreso de los habitantes de esta región, sobrepasando incluso la actividad ganadera que sí es reconocida como actividad económica.

A pesar de que existe consagrado en el Código Penal, en su artículo 338, la conducta delictuosa en el que asegura que el que sin permiso explote, explore o extraiga minerales por medios capaces de causar graves daños a los recursos naturales o al medio ambiente, la práctica totalmente ofensiva contra la fuente hídrica sigue sin control.

“En la situación como estamos nosotros sí hubo unas charlas con el Personero y el Alcalde, pero no sabemos qué proyectos hay para saber cómo dejamos esto, porque el Gobierno busca acabar con esta ilegalidad, pero si no encontramos más ayudas para sobrevivir entonces no podemos dejarlo”, manifestó un minero.

“Esperamos que el municipio nos ayude a formar una asociación buena que podamos contar con las ayudas y asesoría para hacer las cosas bien, que como autoridad nos ayuden a darnos una solución y no a tratarnos como delincuentes como ya lo han hecho. Acá solo nos rebuscamos el diario y no estamos con otros pensamientos negativos”, explicó el campesino.

Frente a la propuesta de los mineros, el Acalde de Tesalia, Fernando Antonio Pérez, declaró que entienden la situación laboral y por eso han entregado herramientas, los han carnetizado y asesorado para que continúen realizando la actividad como mineros artesanales y no utilizando maquinarias que evidentemente generan un impacto ambiental negativo.

“Uno entiende que no hay más opciones y la gente tiene que defenderse y es la única fuente de ingreso por eso hemos estado carnetizándolos, pero dentro del cumplimiento de la normatividad para que ellos no abusen y puedan seguir realizando esa actividad, pero como barequeros, pero se pasan y están haciendo afectación. Es una situación difícil y son tantas las familias que viven de eso, que no hay las suficientes ofertas laborales para darles una alternativa de trabajo, pero eso no quiere decir que no nos podamos regir por la vía legal”, aseguró el mandatario.

Ante este complicado panorama, las autoridades ambientales y policivas aseguraron que impartirán las leyes contra la ilegalidad, mientras que los mineros indicaron que esperan tener un respaldo para obtener todos los permisos mediante una organización legal y acabar de una vez con la zozobra de ser detenidos, pero en especial dejar de afectar el medio ambiente.

Operativos

La Policía del departamento del Huila realizó el 10 de enero del año 2013 un operativo en una mina ilegal de oro en el sitio conocido como Mal Paso a orillas del rio Páez, en Tesalia.

La acción de las autoridades dejó cinco personas capturadas y herramientas (4 palas, 3 picas, 2 cajones clasificadores) y una motobomba.

Según lo indicó el capitán Andrey Lasso, comandante del Escuadrón Móvil de Carabineros de la Policía Huila, con esta incautación se generó una afectación económica a los mineros ilegales de 12 millones de pesos en un mes.

Minería sí, pero en el marco de la legalidad

Para Carlos Cuéllar, director de la Corporación Autónoma del Alto Magdalena, CAM, la minería se podría convertir en un reglón valioso de ingresos para los diferentes municipios del Huila siempre y cuando se realice en el marco de la legalidad, con el que de paso se reducirían los impactos ambientales.

“Lamentablemente la gente ha optado por lo ilícito y están propensos a una actividad de control que implicaría no solamente el decomiso de los elementos y el inicio de procesos sancionatorios sino también el inicio de procesos penales, porque esta actividad es castigada penalmente, lo que implicaría hasta 15 años de prisión”, manifestó el director de la CAM.

Aseguró que en el municipio de Tesalia se han venido adelantando operativos en especial sobre la cuenca del río Páez en la que han sido suspendidos frentes de trabajo y la incautación de 10 maquinarias de gran calado. Durante estas intervenciones han podido corroborar el daño a la ronda y la carga contaminante que genera el sedimento de la tierra y el lavado de la misma que luego va a parar convertida en lodo a la fuente de agua tanto del río Páez, como el de Yaguaracito.


A lo largo de la orilla del río Yaguaracito hay cientos de excavaciones como esta en la que son removidos varios metros cúbicos de tierra, mediante pala y barras.


Cada vez que se va desprendiendo la arena y las rocas, un gran chorro de agua del mismo río que es sacado mediante una motobomba lava esta zona para conseguir con mayor facilidad el mineral.


Todo el lodazal va a parar de nuevo al río Yaguaracito afectando a los peces y animales que viven en esta fuente hídrica, no solo en Tesalia sino en los municipios aledaños.


Antes de llegar al río, el lodo pasa por un cajón adecuado por los mineros, que tiene una malla en la que se supone que quedan los gramos de oro.


La tierra es lavada mediante la técnica del barequeo, práctica artesanal que si es permitida.


Finalmente la orilla de los ríos luego de ser intervenidos por los mineros, queda resumida a un montón de piedras.

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