En el Huila, un grupo de dirigentes del Pacto Histórico organizó el pasado sábado 20 de enero un encuentro de este movimiento en al Auditorio de Coomotor al que asistieron 100 de sus principales activistas, para hacer un análisis de la situación política del país, examinar la posibilidad de crear un partido único del Progresismo Democrático en Colombia y adoptar un Plan de Acción para el año 2024. Ese mismo día en horas de la tarde y con motivo del mensaje de condolencia por la muerte de Piedad Córdoba, el presidente Gustavo Petro propuso la creación de un partido único de las fuerzas progresistas en Colombia, como una forma de tener la posibilidad de un triunfo en las elecciones del 2026 y poder darles continuidad a las reformas que el viene impulsando desde el gobierno.
La principal debilidad de la izquierda colombiana está en su dispersión y la carencia de un partido único que organice y cohesione su fuerza política para defender sus intereses históricos y que propenda por una sociedad democrática con un Estado que reconozca los más amplios derechos y libertades ciudadanas, así como ser garante y gestor de los derechos sociales del pueblo a la salud, la educación, el trabajo, la vivienda, el arte, la cultura y la recreación. Mientras en la mayoría de países latinoamericanos, la izquierda ha logrado construir procesos de unidad popular mediante partidos con el suficiente respaldo de masas para impulsar cambios democráticos y defenderlos de las arremetidas de la oligarquía, organizada en los partidos de la derecha y especialmente en los gremios del gran capital, en Colombia Gustavo Petro, para ganar la presidencia creó dos coaliciones, una de los partidos de izquierda a la que llamó Pacto Histórico. de la que hoy hacen parte 14 agrupamientos políticos, todos con su propia personería jurídica, de los 36 reconocidos legalmente en el país. Esa coalición nunca ha hecho un congreso, carece de un programa unificado, unos estatutos que le den estructura organizacional y una línea política. Petro ya antes había propuesto convertir el Pacto Histórico en un partido, como lo hizo el pasado 20 en enero, pero sin la fuerza y los resultados esperados.
Sin embargo, ahora su llamado ha tenido un mayor impacto. Las condiciones son apremiantes. Las grandes reformas siguen obstaculizadas en el Congreso de la República. Los partidos de la derecha y los gremios del gran capital, ya no se limitan a obstaculizar los cambios, sino que muestran su interés en derrocar el gobierno. El próximo proceso electoral del 2026 se acerca como una amenaza para una izquierda que ya no es fuerza minoritaria y según la ley no puede participar como colisión de partidos minoritarios. En estas circunstancias se aplica el dicho popular “o nos unimos o nos jodimos”.