FERNANDO POLO/LN
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Morirse en Pitalito se volvió un problema, desde que decidieron cerrar el cementerio central que era operado por la parroquia de San Antonio de Padua, y al que tenían acceso todos los muertos, ricos y pobres, sin distingo de clases como, reza el evangelio.
El viejo cementerio fue cerrado porque estaba generando un grave impacto ambiental; la orden de cierre la emitió en el año 2013 el Juzgado Administrativo de Neiva, y estableció trasladar el camposanto a un lugar que cumpliera con las especificaciones técnicas, sanitarias y ambientales.
La solicitud de cierre se requirió porque el crecimiento del municipio de Pitalito ha sido tan vertiginoso que el cementerio quedó inmerso en la ciudad y esto estaba provocando problemas de salubridad y ambientales.
Para reemplazar el cementerio central entró el funcionamiento un camposanto privado, pero ahí fue cuando se empezaron a presentar los problemas, porque en el nuevo cementerio las tarifas no eran las misma a las que estaban acostumbrados los laboyanos, quienes reconocen que las nuevas instalaciones son muy bonitas y el servicio muy bueno pero no todo el mundo tiene el dinero suficiente para acceder a esos servicios.
Debido a esta situación un grupo de líderes de Pitalito, encabezados por Carlos Saúl Carvajal, empezó a liderar una campaña para que monseñor Fray Fabio Duque Jaramillo, obispo de la Diócesis de Garzón, autorice un cementerio público que sea administrado por las nueve parroquias del casco urbano de Pitalito.
En el tiempo que llevan trabajando han recogido unas 12 mil firmas de laboyanos que sienten la necesidad de otro cementerio, también un buen número de correspondencia que han intercambiado con la Diócesis de Garzón y con la Alcaldía de Pitalito, y que Carlos Saúl Carvajal, uno de los líderes del proyecto hizo llegar a LA NACIÓN.
“Como laboyanos nos preocupa inmensamente que no se cuente con un camposanto dónde enterrar a nuestros seres queridos y nos tengamos que someter a una costosa oferta privada o simplemente mendigar el servicio en otras regiones”, dice la misiva que le envió el grupo de líderes a monseñor Duque Jaramillo, y que está respaldada por unas 12 mil firmas.
PROYECTO VIEJO
En la comunicación el grupo cívico le pide al obispo de Garzón que considere la posibilidad de continuar con el proyecto de cementerio emprendido hace 19 años por monseñor Libardo Ramírez Gómez, con el liderazgo de los sacerdotes Jaime Tovar Ramírez, de la parroquia San Antonio de Padua, quien falleció y no pudo ver cristalizado el proyecto, y Henri Artunduaga, de la parroquia del Espíritu Santo. Estos clérigos desde hace 20 años ya vaticinaban el crecimiento del Valle de Laboyos y por ello emprendieron ese proyecto, que no fue tenido en cuenta.
La rogativa de los laboyanos para que les autoricen otro cementerio no es nueva, porque desde que se empezó con el tema del cierre del cementerio central, ya se veía venir la situación que se está presentando ahora. Por ello, en medio de la carta de petición, los promotores del proyecto le explican al obispo de Garzón las razones que tienen para que atiendan con prontitud su solicitud.
“Quienes no contamos con el dinero suficiente, tenemos que solicitar el servicio en corregimientos o en municipios vecinos, además, la extensión del terreno de los cementerios ubicados en los corregimientos es limitado y sus administradores ya están restringiendo el servicio. A la ligera, podría pensarse que no es obligación de la curia crear cementerios, pero dadas las características y tradición de nuestra región, pensamos en la necesidad imperiosa que usted, señor obispo y la Vicaría San Juan de Pitalito, asuman con responsabilidad este filantrópico proyecto”.
¿DE QUIÉN ES LA RESPONSABILIDAD?
Si bien los promotores del proyecto le piden al obispo que sea el quien autorice otro cementerio, es bien sabido que la responsabilidad de este tipo de espacios es del Municipio, los laboyonos golpean las puertas de la iglesia porque era la que operaba el que cerraron, y en casi todo el territorio nacional las iglesias tienen los cementerios a cargo, pero la legislación ya cambio.
Por ello, en la repuesta, monseñor Fabio Duque Jaramillo les aclara que no es solo competencia de la iglesia la creación de un nuevo camposanto.
“La curia nunca ha estado al margen de este tipo de proyectos, pero pretenden descargarnos la responsabilidad de los cementerios, y esto debe ser un compromiso de los alcaldes”, expresó monseñor Duque Jaramillo.
Agrega que hay unas normas que las rige el Gobierno Nacional con respecto al manejo de los cementerios y ello no les permite tener cementerios a su cargo.
“Mientras la norma por la cual se reglamenta la prestación de los servicios de cementerios expedida por el Gobierno Nacional no sea reestructurada, es imposible que pensemos en un cementerio a cargo de la Diócesis de Garzón. Esta reestructuración es una exigencia que deberían hacer los alcaldes del país. Un solo ejemplo: Todo cementerio debe contar con un área para la disposición final de cadáveres no identificados y en los cementerios públicos o mixtos estas áreas deben ser permanentes y gratuitas”, explicó el obispo de Garzón.
RECUPERA EL CEMENTERIO CENTRAL
Según el sacerdote Miguel Ángel Trujillo Luna, la diócesis a través de su abogada, planea entablar acciones legales con miras a recuperar el cementerio central de la parroquia de San Antonio, cerrado recientemente.
Por su parte, promotores de la campaña pro-cementerio dicen que no desistirán en la idea de convencer a monseñor Duque Jaramillo, en la urgencia de crear un nuevo cementerio público en los terrenos que poseen, sin obedecer a ningún tipo de estratificación social, que sea moderno, bien diseñado y autosostenible.
“Los sacerdotes de Pitalito apoyan la idea porque son conscientes de la situación de su pueblo, pero ellos muestran obediencia a su inmediato superior y es por ello que el señor obispo debe escucharnos”, aseguran los líderes del proyecto.
LA ALCALDÍA
Mientras el obispo de Garzón no muestra interés, la Administración Municipal de Pitalito simplemente ha dejado plasmado en el plan de desarrollo, “hacer el estudio para la implementación de dos cementerios”, uno en el Valle de Laboyos y el otro en el corregimiento de Bruselas, esto, una vez se dé la elaboración, estudio y aprobación del nuevo POT.
Según el secretario de Gobierno, José Ricardo Cruz Carvajal, “no es competencia del Municipio construir el cementerio, pero sí estamos dispuestos a apoyar el proyecto que en tal sentido se emprenda”, aseguró.
Luego de la polémica que se ha despertado en Pitalito por la falta de un cementerio al que todos puedan acceder, la gente comenta que una de las obras de misericordia es enterrar a los muertos, pero los terrenos con que cuentan dos de las parroquias de Pitalito para el proyecto de cementerio son utilizadas para el pastoreo de ganado, mientras las personas de escasos recursos siguen paseando a sus difuntos en busca de un lugar para enterrarlos.
¿Qué acciones están promoviendo la Diócesis de Garzón y el Municipio de Pitalito, para enterrar a los muertos provenientes de familias de escasos recursos económicos? Es la pregunta que se hacen los laboyanos cuando tienen que sepultar a un familiar y se dan cuenta que la plata no les alcanza para pagar un servicio de cementerio privado.
Las personas de escasos recursos que no tienen para pagar el entierro en un camposanto particular tienen que acudir a los cementerios de las veredas para poder enterrar sus muertos.
Más de 12 mil firmas han recolectado los promotores del proyecto de un nuevo cementerio para exigirle a la Diócesis de Garzón que establezca otro cementerio.
Los terrenos que se según los líderes del proyecto son de la iglesia y sirven para el nuevo campo santo, son utilizados para pastar ganado.