El Fiscal Quinto Seccional de Neiva manifestó ayer en la audiencia de juicio ante la Juez Primera Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento, que con los elementos materiales probatorios y testimonios demostrará el “conocimiento, actividad desplegada y el consentimiento para cometer las infracciones penales” por parte procesado acusado de homicidio agravado, tentativa de homicidio y porte ilegal de armas de fuego.
Coqueco, quien se encuentra con detención domiciliaria, supuestamente planeó y coordinó el ataque que cometió un menor de edad contra Bravo González, quien iba acompañado de Melkin Girón Fierro, a bordo de su automóvil en la Calle 24 Sur con Carrera 38, en el barrio Limonar, el 24 de mayo de 2011.
“Dígale a Coqueco que el trabajo ya está hecho”
Bravo González en diálogo con LA NACIÓN, recordó ayer detalles del ataque del que fue víctima y en el que murió dos días después su amigo Girón Fierro, tras la gravedad de las heridas en la cabeza.
El dirigente comunal manifestó que conoció al hoy acusado, tras recibir de sus manos la presidencia de la Junta de Acción Comunal del barrio Reinaldo Matiz en el año 2008.
“Cuando me posesione me dijo que iba ayudarme a conseguir unos subsidios de vivienda a nivel nacional, que le teníamos que dar primero 500 mil pesos, conseguí 16 personas y le dimos los 500 mil pesos”, manifestó Bravo.
Días después Coqueco pidió al líder comunal 150 mil pesos más para la documentación, dinero que debía ser consignado a una cuenta en el Bancolombia. “Él mandaba formatos de un señor Ricardo Roa”, señaló Bravo.
Dos años después de las promesas de los subsidios, el dirigente comunal le pidió a Rodolfo Coqueco que si no entregaba el dinero de los supuestos subsidios sería demandado colectivamente por estafa.
De inmediato el hoy procesado puso citas a Bravo González cerca de Banquetes Castillo y otra en la Terminal de Transportes a las cuales nunca asistió Bravo.
Sin embargo una nueva cita supuestamente a una reunión política con un candidato a la Alcaldía de Neiva, llevó a Bravo González a acceder, sin imaginarse que era una trampa para asesinarlo. “El 23 de mayo me llama y dice que nos encontráramos en la calle 24 sur 38-03 en el barrio Limonar que había una reunión política y hay me entregaba las cartas cheques”, recordó la víctima.
Tras llegar al lugar llamó a Coqueco quien le dijo que lo estaba viendo, que retrocediera en el carro y pitara para salirle. “Llegue a la dirección no había nada, lo llamó, me dice que ya me vio que diera reversa, que llegara a la esquina pitara que él me salía, di reversa pite y al minuto vi por el espejo retrovisor a un pelado menor de edad, con revólver en la mano”, explicó.
Añadió que al sacar la cara por la ventanilla el menor le disparó. “Caigo sobre la cabrilla siento el otro tiro en la cabeza, me quedé quieto, creí que se había ido. Cuando el menor sintió que el compañero mío estaba en la otra silla dio la vuelta y le pegó el tiro al pelado en la sien”.
Bravo herido y haciéndose el muerto logró escuchar lo que el menor le decía a su acompañante. “Escuché cuando dijo al otra que le dijera al señor Coqueco que el trabajo estaba ya hecho. Pensaron que yo estaba muerto”.
Logró observar además que caminaron hacia donde una tercera persona que los esperaba a 20 metros de donde ocurrió el ataque. “Cuando se van levanto la cara y los observó que van hacia un morrito donde está debajo de una lámpara un señor y es Rodolfo Coqueco, que estaba mirando hacia el lado del carro”.
Amenazas
Bravo denunció además que hace dos meses recibió una llamada telefónica donde lo amenazaron de muerte. “Yo no puedo decir que fue el señor Coqueco quien me haya llamado a intimidar”.
Sostuvo que en la comunicación le advirtieron que “cucho h.p. usted no llega vivo al juicio, devolví la llamada pero era de una venta de minutos. Este es el único proceso que tengo”.
Edgar Bravo González