Venezuela hizo parte de la Gran Colombia, junto a la Nueva Granada, Ecuador y Panamá, creada bajo los auspicios del libertador Simón Bolívar, pero decidió separarse como nación autónoma el 13 de enero de 1830. Mientras en Norteamérica las provincias colonizadas por Inglaterra formaron una sola nación al lograr la independencia, a la que sumaron la mitad del territorio mexicano, después que derrotaran a este país en la guerra de 1846 a 1848; en Suramérica, el caudillismo y la herencia feudal que nos dejaron los españoles, nos llevó a fragmentarnos en pequeños Estados, frustrando el ideal bolivariano de construir una gran nación.
A pesar de esto, el sentido de hermandad y de pueblos unidos por el idioma, las razas, las religiones y la cultura se mantiene. También son muy similares los conflictos políticos nacidos de un poder oligárquico que ha frustrado la democracia y la modernidad.
Recientemente el pueblo trabajador integrado por obreros, campesinos, estudiantes, indígenas y comunidades afroamericanas, han logrado construir fuerzas políticas de carácter alternativo con programas avanzados y métodos de lucha civilista, con los cuales han ganado elecciones y llegado al Gobierno en la mayoría de nuestros países, impulsando programas de justicia social que están alcanzando una verdadera democracia, equidad social, derecho al trabajo, la educación, la salud y la vivienda para todos, así como el respeto a la pluralidad ideológica y el logro de la plena soberanía nacional.
Venezuela realiza este domingo las elecciones presidenciales. Lleva 25 años de Revolución Bolivariana, desde cuando el coronel Hugo Chávez Frías ganó las elecciones en 1998 que lo llevó a la presidencia desde 1999 hasta 2013, cuando murió a causa de un cáncer, quedando como jefe de Estado su vicepresidente Nicolás Maduro. Todos los procesos electorales hasta la fecha, los ha ganado el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV).
Pero los Estados Unidos, que compran el 43% del petróleo que el país produce y con gran injerencia de sus monopolios empresariales en el manejo del petróleo y el gas venezolano, reaccionaron ante las reformas democráticas y nacionalistas, como un imperio. Y después de la muerte de Chávez, decidieron embargar todos los activos de PDVSA, la empresa de petróleos venezolanos en Estados Unidos.
No sólo expropiaron a Citgo, de propiedad de PDVSA, sino que congelaron todas sus reservas en el sistema financiero internacional, incluidas las reservas de oro. Estos embargos y expropiaciones le quitaron a Venezuela más de US $20.000 millones de dólares. Adicionalmente prohibieron a todos los países de su área de influencia, comprarle petróleo y tener relaciones comerciales con la nación bolivariana. Esta ha sido la verdadera causa de su crisis económica de la que se han venido recuperando en los últimos tiempos. Lo que está en juego este domingo 28 es la continuidad de la Revolución Bolivariana o su regreso como neocolonia de los EE.UU.