Más allá de los problemas de logística y seguridad que desataron el caos en la antesala de la final de la Copa América 2024, la misma estuvo empañada por los bochornosos hechos protagonizados por cientos de aficionados de la tricolor quienes al pretender desafiar las reglas dispuestas para el ingreso al Hard Rock Stadium, en Miami, violentaron la seguridad, provocando desmanes dentro y fuera del escenario deportivo, alterando sobremanera el orden público.
De hecho, el panorama sobrepasó los límites de la normalidad y así lo ponen en evidencia los impactantes videos que circulan en redes sociales donde se logra apreciar cómo en medio del descontrol decenas de aficionados colombianos intentan ingresar a la fuerza a través de los ductos para aire acondicionado. Lo anterior para significar que, cualquier mecanismo era válido con tal de presenciar el encuentro, así estuviera en riesgo su propia vida. Bajo esa premisa, «el fin justificaba los medios». Clara demostración de la crisis de cultura ciudadana, uno de los más graves problemas que enfrenta nuestro país de vieja data.
Pero lo más grave de todo es que lejos de existir una reacción social censurable ante lo inapropiado de tales prácticas, son muchos los que se vanaglorian de la habilidad y recursividad de algunos compatriotas para quebrantar tales normas sociales, cuando por el contrario se trata de comportamientos reprochables e irracionales que solo contribuyen a poner en entredicho la imagen de nuestro país en el exterior.
Bajo esta línea de reflexión ¿cómo podríamos definir la noción de cultura ciudadana?
Vivir en sociedad implica respetar las necesidades y los derechos de los demás. En su acepción más amplia, alude a aquellas pautas de comportamiento sociales que deberían ser adoptadas por todos los individuos, encaminadas a procurar una interacción armónica y funcional en pro de una sana convivencia.
Se trata sin duda de un proceso pedagógico que comienza en el hogar y se construye en familia. Por ende, desde el marco de un adecuado rol parental resulta conveniente concientizar a nuestra descendencia acerca de que el ejercicio de sus derechos y libertades conlleva responsabilidades y éstas a su vez entrañan deberes y obligaciones, pero de manera especial y como lo afirmara San Vicente de Paúl: «ten cuidado contigo, no vayas a deshacer con tu conducta lo que edificaste con tu predicación».