‘Vida’ es el nombre del libro con el que la escritora Patricia Engel obtuvo el primer lugar de la tercera edición del Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana- PBNC, entregado en Medellín el pasado 25 de enero.
La obra literaria incluye nueve cuentos en los que la protagonista es Sabina, una mujer que nació en los Estados Unidos, y es hija de inmigrantes colombianos que entrelaza en sus historias lo femenino, lo latino y la migración.
La ganadora mencionó que cuando escribió los relatos no tenía idea de que iban a ser publicados porque como ocurre con muchos escritores el primer libro es el que se escribe para ellos mismos, corresponde a un proceso muy íntimo y personal. “Cuando salió mucha gente me preguntó por la estructura, pero yo me sentí muy libre escribiéndolo y por eso tiene un aspecto experimental, son cuentos que se pueden leer como una novela, no es totalmente tradicional y trato de mantener ese espíritu de aventura cuando escribo mis nuevas obras”.
Por su parte, Héctor Abad Faciolince, director de la Biblioteca Luis Echavarría Villegas de EAFIT y uno de los gestores del PBNC, señaló que el libro ganador es un texto insólito para la literatura colombiana, que se aleja del barroquismo, seco, con frases cortas. Resaltó, además, la pertinencia que tiene para el momento actual de los Estados Unidos, pues es la historia de una hija de migrantes de Suramérica nacida en ese país y sus dificultades para insertarse en la mente norteamericana.
Y es que los cuentos de ‘Vida’ están narrados por el personaje Sabina, una joven nacida en Norteamérica, hija de inmigrantes colombianos. Su vida, llena de matices e inquietantes, transcurre entre los márgenes de una sociedad que brilla solo como telón de fondo, y ese otro país del que viene su familia, que le recuerda un origen cada vez más remoto e incierto. Su voz narra la lucha por encontrar un lugar en el nuevo mundo al que ha ido a echar raíces. Una lucha que se da en los pormenores de la vida doméstica, en el territorio no totalmente conquistado del barrio, en las amistades difíciles y necesarias, en los amores precarios.
Patricia Engel es hija de un paisa y una bogotana; sin embargó nació en Estados Unidos. Desde muy pequeña supo que quería escribir y por eso cultivó ese talento.
Además de la obra recientemente premiada, escribió también las novelas ‘No es amor, es solo París’ con la que ganó el Premio Latino Internacional, y de ‘Las venas del mar’.
DICE ASÍ…
“Fue el año en que a mi tío lo arrestaron por matar a su mujer y que nuestra familia fue objeto de todos los chismes del pueblo. Mi papá y mi tío tenían negocios juntos, por lo que mis padres se vieron prácticamente sometidos a juicio, lo que significaba que la mayoría de los padres no querían que sus hijos volvieran a estar conmigo y perdí los pocos amigos que tenía.
Éramos extranjeros, spics*, en un pueblo de blancos. No sé cómo terminamos allá. Hay cantidad de latinos en Nueva Jersey, pero de alguna manera terminamos en el único pueblo que solo los tiene como empleados domésticos. Todos los chicos me decían brownie debido a mi bronceado permanente, o india, porque todos los indios que veían en la televisión eran oscuros como yo. Yo pensaba que los gringos eran rosados y no blancos, pero nunca lo dije. Yo era una niña callada, solitaria, y muchísimo más sola cuando mi familia se convirtió en el tema destacado del noticiero nocturno.
Fue así como empezó mi amistad con Lucho. Se mudó a nuestra cuadra con su mamá, cuando ella se casó con el médico soltero que vivía en la casa grande de la colina. Lucho tenía un nombre español porque su mamá vivía con un tipo argentino cuando lo tuvo, pero el padre de Lucho era otra persona. Otro tipo que llegó y se fue con el amanecer.
Él tenía dieciséis años y yo catorce, lo que significaba que podíamos ser amigos en nuestra cuadra, pero tendríamos que ignorarnos mutuamente en la escuela. Tenía labios blandos, nariz pequeña y redonda, piel lisa y brillante y pelo oscuro y grasiento. Todas las chicas se fijaban en él. Pero Lucho era un poco sucio para un pueblo como el nuestro. Siempre se ponía lo mismo: jeans raídos con agujeros alrededor de los bolsillos y una camisa blanca de botones que parecía que solo la lavaran en el fregadero. Era un poco alto, por lo menos más que yo, y tan flaco como son los chicos hasta que descubren la cerveza. Fumaba cigarrillos y se sentaba en los parches de hierba en los terrenos de la escuela, como si estuviera asimilándolo todo. Los otros muchachos no hablaban con él, excepto los perdedores, que siempre son los primeros en hacerse amigos de alguien nuevo. Pero a Lucho eso no le interesaba…”
‘Vida’ tiene como protagonista a Sabina, una joven nacida en Norteamérica, hija de inmigrantes colombianos.