La Nación
Villalba sigue pagando votos 1 15 septiembre, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Villalba sigue pagando votos

En el Huila nos volvimos expertos en justificar de alguna manera la incapacidad, inoperancia o corrupción de nuestros gobernantes.  Con Cielo González la frase fue “robó pero hizo”, con Pedro Suárez “hizo pero se dejó pillar”, con Rodrigo Lara “no fue tan malo como los otros”, con Gorky “es que no lo dejan gobernar por ser de la barriada”, con Luis Enrique Dussán “es que tuvo problemas de salud”, con Carlos Julio “es que no hizo nada, pero tiene buen discurso”, con Casagua “es que el anterior le dejó la olla raspada”, con Villalba “es que ya va de salida en su carrera política”.

El uso de narrativas ‘proteccionistas’ para justificar a nuestros políticos se volvió toda una costumbre y un arte que termina convirtiéndose en una tradición oral perversa y cómplice.

Mucho de este arte se construye día a día en las calles y en las salas de redacción de algunos medios de comunicación, desde donde se hace todo lo posible por sacar bien librado al político de turno y normalizar sus errores, de manera que al final terminemos incluso hasta solidarizándonos porque no robó lo suficiente.

Por eso llama la atención que por estos días no haya referencias al gigantesco error del Gobernador Villalba en el nombramiento de sus secretarios. Simplemente se expresa que el mandatario anda “muy molesto” porque sus funcionarios no le dan la talla y que por eso tuvo que cambiarlos. ¿Y acaso no fue el mismo Villalba quien los eligió? ¿Los molestos no deberíamos ser los ciudadanos ante tal improvisación? ¿Cuánto tiempo y presupuesto perdemos mientras experimentan?

Nombres como Orlando Parga, el de las irregularidades en la Uniminto, Amin Losada, quien lideró el nefasto proyecto de alumbrado público para beneficiar al Turco Hilsaca, o Alexander Díaz, socio de las andanzas de Gorky, son apenas algunos de los célebres funcionarios nombrados por Villalba para que lo acompañen.  El ingreso ahora de Jorge Andrés Gechem, Juan Carlos Casallas, Edgar Martin Lara y Diana Sierra, también tiene el mismo propósito; pagarles los votos que le ayudaron a conseguir en campaña y cumplir compromisos con los González Villa.

Esta postura clientelista, tradicional en Villalba, y sus antecesores, genera consecuencias negativas significativas en la gestión gubernamental y en la sociedad en general.  La designación de personas deshonestas o sin las capacidades o competencias necesarias para ocupar cargos públicos ocasiona una gestión ineficiente y el fracaso permanente de los proyectos.

Seleccionar a los funcionarios dependiendo del número de votos que ayudó a conseguir contribuye a perpetuar la desigualdad, ya que las personas con conexiones políticas tienen más oportunidades de acceder a cargos públicos y beneficios. En contraste, las personas que tienen las capacidades, el talento y la formación, quedan excluidas, generándose lógicas totalmente reprochables y vergonzosas en donde pesa más el padrino político que el título universitario.