El maestro huilense Jorge Villamil Cordovez, ‘el compositor de las Américas’, falleció hace dos años a causa de la diabetes que afrontó con entereza en los últimos años de su vida. El maestro huilense Jorge Villamil Cordovez, ‘el compositor de las Américas’, falleció hace dos años a causa de la diabetes que afrontó con entereza en los últimos años de su vida. Sin embargo, su legado musical continúa deleitando a los colombianos y llenando de orgullo a los huilenses, por la enorme contribución que realizó el artista a la cultura nacional. GINNA TATIANA PIRAGAUTA G. LA NACIÓN, NEIVA 
Jovial, extrovertido, alegre y muy elegante fue el maestro huilense Jorge Villamil Cordovez, según los recuerdos de Betty Anzola, la sobrina más cercana al compositor de las Américas y quien disfrutó de la compañía del genio musical, desde sus primeros años de vida. “Siempre estaba silbando o tarareando alguna canción desde que se levantaba. Tenía el apunte fino y picaresco a flor de piel y disfrutaba enormemente de encontrarle a las personas sobrenombres, era una persona muy alegre”, recordó con nostalgia la mujer, quien se declaró admiradora de la obra de su tío, mayor a ella sólo 10 años de edad. Jorge Villamil nació el 6 de junio de 1929 en la hacienda El Cedral, ubicada en la zona rural de Neiva. Fue el único hijo varón y el menor de cinco mujeres en el hogar conformado por Leonor Cordovez Pizarro y Jorge Villamil Ortega. La madre falleció en 1945, en plena adolescencia del artista, a causa de una diabetes que la aquejó durante varios años. La misma enfermedad que afrontó con entereza infinita Jorge Villamil y que finalmente lo condujo a la muerte el pasado 28 de febrero de 2010. Pasión y profesión
El
Villamil estudió Medicina en la Universidad Javeriana de Bogotá. “En las primeras vacaciones que regresó a Neiva, cogió la guitarra y nos dijo ‘escuchen la canción que yo compuse’. Era un sanjuanero dedicado a Neiva. Yo no le creí inicialmente, era una bella melodía y fue una gran sorpresa para la familia. Después siguieron muchas producciones, su pasión fue la música”, aseguró Betty. El joven médico se especializó en Ortopedia y Traumatología en la capital de la República. Su actividad profesional fue desarrollada alternadamente con la música. Sin embargo, cuando tuvo que escoger entre su pasión y su profesión, no dudo un instante en seguir a las cuerdas de su guitarra. Numerosas elaboraciones surgieron de la creatividad del empírico músico, quien compuso todas sus canciones silbando, una técnica única que nació de la mente brillante y sensible del artista huilense. ‘Espumas’, la producción que realizó en 1955 para el Primer Reinado Nacional del Bambuco, fue interpretada magistralmente por el dueto de Emeterio y Felipe ‘Los Tolimenses’. La canción obtuvo númerosos reconocimientos nacionales e internacionales. Su reconocimiento musical le permitió el encuentro con artistas como Javier Solís, quien grabó en 1961 una versión de ‘Espumas’, así como con José Alfredo Jiménez, Mario Moreno ‘Cantinflas’ y Armando Manzanero. Familia 
Se casó con Olga Lucía Ospina y con ella tuvo a sus únicos hijos Ana María y Jorge. A una tierna edad, los niños perdieron a su madre y el maestro nunca más se volvió a casar. “Fue enamorado y mujeriego toda la vida, tenía un éxito impresionante con las mujeres. Sin embargo, la muerte de Olga fue un duro golpe para él y prefirió continuar solo el resto de sus días”, manifestó su sobrina. La muerte que lo persiguió desde sus primeros años, también le arrebató a Ana María. Su hija falleció en enero del 2010. El artista renunció al tratamiento de diálisis que realizaba desde hacía cinco años para contrarrestar la diabetes y se sumió en una profunda depresión. Acompañó a su pequeña a la eternidad, sólo un mes después de su partida. El museo 
