El funeral en Beirut, del jefe de los servicios de inteligencia de la policía libanesa, considerado por Damasco un enemigo BEIRUT, AFP El funeral en Beirut, del jefe de los servicios de inteligencia de la policía libanesa, considerado por Damasco un enemigo, degeneró en una manifestación violenta contra el primer ministro, acusado por sus opositores de querer encubrir este “crimen”. Miles de personas participaron en la ceremonia religiosa en la mezquita de Amin, en el centro de la capital, en memoria del general Wisam al Hasan, el jefe de los servicios de inteligencia de la policía, y su chófer, muertos el viernes en un atentado con coche bomba. Al final de las exequias, Fuad Siniora, jefe del grupo parlamentario opositor del exprimer ministro Saad Hariri, arengó a los manifestantes concentrados en la Plaza de los Mártires. “EL gobierno es responsable del crimen que mató a Wisam y a su compañero. Por eso se tiene que ir”, soltó a la muchedumbre. “Mikati no te puedes quedar en tu puesto para encubrir este crimen. Si te quedas, es que estás de acuerdo con lo que pasó y con lo que pasará”, dijo, y añadió que “no habrá diálogo antes de la caída del gobierno” En el gabinete actual, el partido chiita Hezbolá, un poderoso aliado de Damasco y de Teherán, ocupa un lugar preponderante mientras que la oposición rechaza el régimen de Bashar al Asad en la vecina Siria, expotencia tutelar del país del Cedro. Doscientos jóvenes intentaron tomar de asalto la sede del primer ministro, y la policía lanzó granadas lacrimógenas y disparó al aire para hacerles retroceder, constató la AFP. Los manifestantes lanzaban piedras y palos, vio la periodista, que dio cuenta de heridos en los dos campos. Saad Hariri, que vive fuera de Líbano, hizo un llamamiento a la calma, diciendo que “quería la caída del gobierno pero de forma pacífica”. Por la tarde, miles de personas se dirigieron a la Plaza de los Mártires, donde había pancartas gigantescas del general Hasán en las que se leía: “el mártir de la justicia y de la verdad”. “Una única revolución en dos Estados”, proclamaba una banderola haciendo alusión a Siria y a Líbano. La mayoría de los manifestantes eran sunitas -comunidad a la que pertenecía el difunto- cristianos y drusos. Mikati y el presidente libanés Michel Suleimán estableció el sábado un vínculo entre el atentado que costó la vida al general Hasán y la detención del exdiputado libanés Michel Samaha, partidario incondicional del régimen de Damasco. Durante una ceremonia militar el domingo en el cuartel general de la policía en presencia de la familia del difunto y de Mikati, Suleimán pidió a la justicia que acelere el acta de acusación contra Samaha. El exdiputado había sido detenido por el general Hasán que lo acusaba de haber transportado explosivos para cometer atentados con el fin de generar el caos como quería el poderoso jefe de los servicios de inteligencia sirios, general Alí Mamluk. Posteriormente el general Hasán desafió a Mamluk pidiendo una orden de detención contra él en el marco de la investigación sobre Michel Samaha. Antes, el general Hasán había desempeñado un papel importante en la investigación sobre numerosos atentados cometidos entre 2005 y 2008 contra personalidades libanesas antisirias, incluido Rafic Hariri, padre de Saad Hariri. La oposición libanesa y los expertos atribuyen la autoría del atentado del viernes a Damasco, confrontada desde hace 19 meses a una revuelta duramente reprimida. Por el momento Siria no ha reaccionado oficialmente a estas acusaciones. El dirigente político libanés aliado del Hezbolá, Michel Aoun, hizo una advertencia a la oposición antisiria. “Permaneceremos alertas para que no haya desmanes, como algunos que quisieran utilizar este crimen que costó la vida a libaneses en una batalla política”, declaró a la prensa. La ira seguía viva este domingo en las regiones de mayoría sunita. En Trípoli (norte), ocho personas fueron heridas. El viernes, un jeque murió en un tiroteo.