Desde inicios de este mes, autoridades de salud de varias naciones, desde Europa hasta Canadá, Estados Unidos y Australia, han comenzado a detectar casos de esta extraña enfermedad, cuyos brotes anteriores habían sido muy contenidos.
En años recientes, solo se habían detectado casos fuera de África en EE.UU., Israel, Reino Unido y Singapur (aunque esto no implica que no se haya dado en otros países, donde los sistemas de detección epidemiológica son menos desarrollados).
Sin embargo, en las últimas semanas, los brotes se han ido multiplicando en una forma que ha comenzado a sonar las alertas en las instituciones sanitarias.
Diversos organismos de vigilancia epidemiológica y expertos, no obstante, han aclarado que, aunque aún se estudian los actuales casos y sus formas de contagio, la viruela del mono no constituye una amenaza para la salud del público general.
Sin embargo, es la primera vez que tantos países del mundo detectan a la par nuevos casos en el mismo lapso de tiempo y muchos de ellos sin conexión aparente o sin historiales de viaje a África.
Al ser una enfermedad ya conocida, centros de salud de numerosas naciones ya tienen desde hace tiempo protocolos para evitar los contagios, detectar los síntomas y ofrecer tratamientos.
La Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (Ukhsa, por sus siglas en inglés) señala que, al inicio, los síntomas de la enfermedad suelen ser parecidos a los de una gripe e incluyen:
- Fiebre
- Dolor de cabeza
- Dolores musculares
- Dolor de espalda
- Escalofríos
- Agotamiento
- Ganglios linfáticos inflamados
El síntoma más característico aparece de 1 a 5 días después de la fiebre: se desarrolla una erupción que a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo, principalmente manos y pies.
Finalmente, esta “enfermedad” se transmite por contacto entre una persona contagiada y una no contagiada.