Indistintamente del concepto que puedan tener algunos huilenses de la política y de los políticos, es inaceptable desde todo punto de vista las amenazas que se ciernen contra nuestro representante a la Cámara Julio César Triana Quintero y nuestro diputado Omar Alexis Díaz.
Siempre las amenazas serán una forma de victimización. Siempre será un delito y una forma de asesinato moral que puede terminar en destierro, exilio o muerte. Debe ser claro que Julio César Triana, el más destacado de nuestros representantes a la Cámara actual no ha hablado sólo por él, sino que ha expresado la angustia de los huilenses que se ven a su vez amenazados por unas disidencias que ya no pueden amparar su actuar criminal en ideologías, ni pueden pretender que sus formas de lucha puedan defender causas de justicia social o de inclusión.
Simplemente ejercen violencia para mantener territorios para sus propios intereses y negocios de extorsión, narcotráfico y secuestro. Además de sembrar zozobra, en el régimen del mal banal, la indignidad y la humillación en contra de los huilenses, debe ser denunciada. Lo único que nos queda es pedirle al Estado la protección y la seguridad de nuestras vidas y patrimonio, en ese derecho que es reclamable como primera necesidad y es innegociable, cuya garantía es irrenunciable.
Julio César y Omar Alexis, cada uno desde su propia corporación como auténticos profetas y representantes del pueblo deben anunciar, denunciar y no renunciar. El Gobierno del presidente Petro y sus fuerzas militares deben prever con el fin de proveer seguridad y tranquilidad. Las disidencias no pueden pretender que asintamos como víctimas pasivas mientras ellos cometen el pecado del Espíritu: Dudando del perdón, decidieron no aceptar reconciliación alguna y jugando con el Gobierno se burlaron de sus propósitos de ‘Paz total’.
La política se enfrenta con política y el debate con debate; por ello, es inaceptable que como en los tiempos de las Farc, pretendan atacar las instituciones y a sus miembros, cuando ellos mismos tuvieron la oportunidad de participar y hacer parte de las corporaciones públicas y no lo quisieron hacer.
¿Qué quieren las disidencias? ¿Seguirle midiendo el aceite al Gobierno para que haya menos operativos y acciones de protección a los ciudadanos? ¿Seguir atacando a la población civil, sin medir el costo político, porque lo único que les interesa es mantener el dominio de territorios, especialmente los que necesitan para que fluya su poder delincuencial?
Los representantes del pueblo no tienen otra opción que denunciar y exigir la paz y tranquilidad para la gente. A todos los huilenses nos corresponde rodear a nuestros dirigentes. A Julio César y a Omar Alexis, la mayor solidaridad.