El dedo en la llaga
Leyendo una columna hace una par de semanas en El Espectador, la lección del opinador era que en nuestro país pasaba de todo y nunca nos quejamos, siempre toleramos.
Por ejemplo, la señal de los celulares, o al menos la de Claro, no es clara, se cae con frecuencia, se interrumpe la señal, en fin surgen constantemente los problemas en la comunicación, por eso le tocó al presidente Santos quejarse. Están las vías. En cualquier ciudad del país, Neiva, Bogotá, las calles están llenas de huecos o mal pavimentadas o faltan vías, pero nosotros no decimos nada, estamos acostumbrados a tener las vías que tenemos y esperamos que en campaña un político nos pavimente al menos una calle, la nuestra. Ni que decir de las vías nacionales, dan vergüenza. Siguiendo con los políticos, escucho constantemente quejas en contra de estos, pero lo peor es que no hacemos nada al respecto.
Que tal político nos incumplió o no ha hecho la gestión encomendada, pero al final siguen votando por los mismos, sean viejos o jóvenes, con las mañas de los viejos. También, nos hemos acostumbrado a los vendedores. Cuando nos ofrecen algún producto, nos cuentan todas las maravillas, pero se les olvida decirnos que hay detrás del mismo, bien sea en términos de calidad o cantidad. Asimismo, nos pasa con las autoridades.
Capturaron en menos de ocho días a los supuestos asesinos del agente de la DEA, pero el pasado jueves en la noche mataron en el barrio Álamos de Neiva, a José Hildebrando León León, más conocido como ‘Grillo’, un humilde tendero, servicial, trabajador decente y honesto, que no le hacía mal a nadie, a manos de una banda de fleteros y la Policía Nacional no ha hecho nada para dar con el paradero de sus asesinos ni ha mostrado la misma eficiencia en la búsqueda y captura de estos delincuentes.
Por lo anterior, aquí pasa de todo y nunca hacemos nada. O nos da miedo quejarnos o no sabemos dónde quejarnos o creemos que nuestras quejas no serán escuchadas.
Lo cierto es que las estadísticas en el tema de los bancos señalan que cuando los ciudadanos acuden a la Superintendencia Financiera, más del 60% de las denuncias son resueltas a favor del ciudadano y en contra de los bancos. Porque no pensar en que llegue el día, como en Brasil en donde todos salgamos a protestar por algo. Ya los campesinos se quejan de su situación, pero nos falta aún más, eso sí, por las vías legales y pacificas, que no se convierta esto en excusa para los delincuentes.