Hace algunos días se nos informó a los huilenses que Neiva tendrá un nuevo estadio. El escenario, según lo informó La Nación no solo estará dedicado a la realización de eventos deportivos, sino que también, servirá como sede de conciertos, ferias y festivales y promete ser una megaobra de infraestructura que enorgullecerá a todo el sur de Colombia.
La noticia ha sorprendido gratamente porque en una ciudad en la que, para vergüenza de todos, se nos cayó el estadio sin que las autoridades locales pudieran hacer mucho para evitarlo, hoy, una ambiciosa propuesta para Neiva, el Huila y el sur del país, parece tomar forma y busca ser una fuente de progreso y desarrollo económico para la región. ¡Enhorabuena!
No es un secreto, las grandes ciudades lo tienen claro, este tipo de escenarios producen una gran cantidad de empleos directos e indirectos que dinamizan profundamente la economía de los pueblos. Por ejemplo, en el último partido de Colombia en Barranquilla, cuando la selección nacional le ganó a Chile 4-0 en el Metropolitano, la alcaldía de esa ciudad reportó que la industria hotelera generó ingresos cercanos a los $3.400 millones de pesos, en tanto que los restaurantes reportaron ingresos superiores a los $140 millones de pesos en un solo día. ¿Se imaginan que Neiva recibiera ese dinero?
Ahora, al margen de los importantes ingresos económicos que se podrán generar para la ciudad con la presencia de un escenario deportivo imponente y multifuncional, piénsese por ejemplo en las vidas de mujeres y hombres que se pudieran transformar con la existencia en nuestra ciudad de un lugar digno para entrenar, jugar y hacer realidad sueños. Cuántas niñas, niños y adolescentes se le pueden arrebatar a la pobreza, las drogas y el alcohol y ganarlos para el deporte porque un estadio es mucho más que una estructura de cemento.
Que en Neiva se construya el mejor estadio de todo el país, que el Atlético Huila vuelva a tener un lugar adecuado para entrenar y traerle al departamento la primera de muchas estrellas, que conciertos y presentaciones de todo tipo se lleven a cabo en nuestro estadio y que todas y todos nos sintamos orgullosos de haber nacido en esta tierra. Los estadios además de generar identidad producen un genuino sentido de pertenencia que será muy provechoso para que volvamos a querer a Neiva, respetar sus calles, sus parques y edificaciones porque una ciudad que no produce emociones termina condenada al olvido, estancada en el tiempo, sin oportunidades reales, ni posibilidades de crecimiento. Que no nos pase.
Nos corresponde a todas y todos los opitas rodear esta propuesta. Que las y los empresarios y emprendedores del departamento se sumen a la iniciativa, la respalden decididamente y que más pronto que tarde podamos conocer un verdadero estadio en suelo huilense.
