Respetuosamente, hago referencia a una noticia que en su momento mostraba al expresidente de Estados Unidos Barak Obama criticando la actitud de los vecinos de Venezuela ante lo que ha venido ocurriendo en su país. Noticia falsa, que posteriormente fue negada por medios serios y el portavoz del expresidente: “Los venezolanos son un pueblo de poca lucha y brazos caídos. Han preferido abandonar su patria, sus familias y amigos en lugar de luchar por el país y ellos mismos. No entiendo cómo es que hacen un esfuerzo sobrehumano con todo y familias cruzando selvas y fronteras a pie y expuestos a todo mal, pero no son capaces de enfrentar a un tirano que los ha llevado a la indigencia”, era la supuesta declaración de Obama.
Independientemente de la veracidad de tal noticia, me preocupó que en un futuro pudiera decirse lo mismo de nosotros, los colombianos, si Petro sigue los pasos de Chávez y Maduro. Pero, al margen de mi preocupación, no pude menos que mirar y comparar lo que ha ocurrido en otras latitudes de Latinoamérica para reflexionar sobre el tema.
Cuando vemos a los bolivianos, ecuatorianos y peruanos por dar tres ejemplos, encontramos gente con una actitud radicalmente diferente a la de los venezolanos. Ellos no se aguantaron los delirantes hechos de corrupción de sus expresidentes. Salieron a protestar, a exigir y lograron ‘tumbar’ presidentes que no conectan con lo que se esperaba de ellos. El pueblo y los ciudadanos actuaron con vehemencia e hicieron valer el poder popular.
Cualquiera podría decir que son contextos sociales e históricos diferentes, y razón tendrán. Pero, también es, que al compararnos con lo que pasó con esos y otros países, no deja de inquietar la pasividad del pueblo venezolano ante los vejámenes de la dictadura. Pareciera que esperan que otros resuelvan el problema.
Casi dos generaciones de venezolanos no conocen su país, pues han crecido en el exilio, y si no se hace algo radical, otras muchas más lo seguirán haciendo.
Es claro, el régimen sólo se caerá, a la fuerza porque está demostrado que democráticamente no va a ceder el poder. ¿Pero cuándo? ¿Será responsabilidad de la población aún a pesar de los riesgos y costos que eso implica?
No me corresponde responder a esa pregunta, es tarea hacerlo a los miles de venezolanos que están viendo cómo un tirano acaba con sus vidas y las de sus familias ante la mirada casi que complaciente de 8 millones de sus compatriotas en el extranjero y de millones más que permanecen sufriendo en ese hermoso país.
Pregunto: ¿en Bolivia, Perú o Ecuador ya hubiera caído Maduro?